Angela Merkel tenía una cita este miércoles en el Parlamento Europeo donde ha defendido las medidas de reforma y ajuste, que en su opinión deben generar crecimiento y empleo. «Este proceso es inevitable» ha dicho la canciller que ha asegurado que «no hay lugar para la complacencia» ya que todavía «queda mucho por hacer».
Ha criticado a los que hablan de una relajación y ha abogado por un mayor control y coordinación de los presupuestos y por un supervisor bancario único para la eurozona.
Los Eurodiputados han criticado la austeridad. El presidente de los socialdemócratas europeos, el austriaco Hannes Swoboda, ha pedido tiempo, al menos dos años más (hasta 2016), para que Grecia, España y Portugal puedan reducir su déficit. Ha hecho notar a la canciller, que como física que es, debería saber cuando un experimento fracasa. Ha acusado a Merkel de utilizar a la 'troika' para imponer reformas «que no querría para su propio país».
La líder de la Izquierda Unitaria Europea (GUE), la alemana Gabi Zimmer, ha señalado que «la austeridad mata», una frase que algunos diputados le habían dicho a Merkel a su entrada al hemiciclo.
Por su parte, el presidente de los liberales europeos (ALDE), Guy Verhofstadt, ha recalcado que la moneda única necesita un verdadero Gobierno europeo, un Tesoro y un mercado de bonos soberanos comunes.
La canciller ha admitido que hay que hacer todo lo posible por remediar la situación de hasta el 50 % de paro juvenil que hay en algunos países de la Eurozona, España entre ellos. Ha dicho que es «algo horrible» que va «contra la dignidad europea».
Pero también ha recalcado que no hay que lamentarse siempre y ha recomendado a los griegos «que no convoquen una huelga cada vez que haya una privatización».
El eurodiputado socialista asturiano Antonio Masip, ha entregado una carta a Hannes Swoboda, para que se la haga llegar a la canciller. En ella dice, entre otras cosas, que en la actualidad un fantasma recorre Europa en forma de «masoquista austeridad» que está llevando a la destrucción de un modelo de convivencia que los europeos han tardado décadas en moldear.