La rueda de prensa conjunta de Merkel y Zapatero en Madrid, tras la cumbre hispano-alemana, ha sido todo un ejercicio de puesta en escena de dos países, socios y amigos, pero también del visto bueno del maestro al alumno en temas económicos, hasta el punto de que Alemania ha puesto nota a España: «el gobierno ha hecho los deberes».
Merkel ha respaldado las reformas adoptadas por el gobierno Zapatero y ha considerado «muy tranquilizador» que se hayan hecho con el apoyo de los sindicatos, que el gobierno alemán no tuvo cuando las llevó a cabo hace años. Un pacto social crea mucha confianza en el futuro, y por eso cree que los mercados«van a tomar buena nota con mucho interés».
En cualquier caso, la canciller no ha querido pronunciarse ante los periodistas sobre un posible rescate europeo de España, y ha considerado que especular sobre eso no es ni «positivo ni útil».
Zapatero, por su parte, ha elogiado el papel dirigente de Alemania en la UE, «es el sostén del euro», y ha agradecido su papel por haber «apoyado a Europa y al euro en un año muy difícil».Ambos dirigentes han hecho una firme defensa del euro, que «genera beneficios y comporta responsabilidades» en palabras del presidente del gobierno español.
Y hasta ahí lo positivo y lo consensuado. Supuestamente la parte conflictiva se ha hablado en privado. Alemania es el país de la UE que más dinero pone en el mecanismo de estabilización financiera y pone condiciones al aumento y flexibilización que se le pide desde Bruselas. Si hay más dinero para el fondo de rescate europeo será como Alemania (y Francia) diga.
Merkel quiere garantías de que los 27 tienen sus cuentas claras y al día, el déficit a raya y las reformas laborales y de pensiones siguiendo el modelo alemán. Es un pacto de competitividad que impida casos como los de Irlanda o Grecia, en los que los propios países han tenido gran parte de responsabilidad en su caída.
España cumple ya gran parte de los requisitos exigidos por Alemania, pero quedarían cosas por hacer. Quizá la más problemática es la negociación colectiva y la vinculación de los aumentos salariales al IPC, cuando en Alemania se ligan a la productividad. CC.OO. y UGT ya han rechazado estos planteamientos y afirman que la actualización de los salarios en España en los últimos años se ha hecho teniendo en cuenta la evolución de los precios y de la productividad.