Sin renunciar a los principios de disciplina presupuestaria que viene predicando, Angela Merkel, va cambiando progresivamente su retórica y abriendo la perspectiva a un nuevo impulso a la economía. Tampoco es que avance mucho porque el ahorro sigue siendo su libro de cabecera.
«Nuestra política para superar la crisis de deuda se basa en dos pilares: primero, una política financiera sólida... que por sí sola no es suficiente, y una política de crecimiento y empleo que haga competitivos a los Estados pero no implique gastar más dinero», ha dicho la canciller alemana en una entrevista al diario alemán Leipziger Volkszeitung.
La idea de Merkel es aprovechar las herramientas que tiene la propia Unión Europea para sacar más partido a las políticas de estimulo, por ejemplo, utilizando las posibilidades que ofrece el Banco Europeo de Inversiones o los fondos estructurales de la UE para ayudar a las pymes.
La canciller se suma a las tesis de que las medidas de crecimiento deben acompañar a las de austeridad, que viene reclamando el candidato socialista a la presidencia francesa, François Hollande. Sin embargo, ha vuelto a insistir en que el pacto fiscal aprobado por 25 países de la UE no es negociable, cuando ya está ratificado en Portugal y Grecia y hay convocado un referéndum en Irlanda sobre el asunto.
Hollande ya había propuesto hacer un mejor uso de los fondos del BEI, como la propia Comisión Europea, además de otras medidas que escuecen más en el gobierno de Berlín, como la instauración de los eurobonos o la ampliación de funciones del Banco Central Europeo para que pueda, sin limitaciones, ayudar a las economías de la eurozona en crisis.