La canciller alemana, Angela Merkel, ha pedido a Estados Unidos que, en vez de dar lecciones sobre cómo resolver la crisis de deuda, acepte laimplantación de una tasa sobre las transacciones financieras internacionales. Cuando los ministros de Finanzas del G20 preparan la cumbre de Cannes, en la que se deberían aprobar las soluciones a la crisis, Merkel reprocha, pero anima a las grandes potencias a seguir el camino de la UE.

Un discurso durante el congreso del sindicato alemán IG Metall ha servido a la canciller para definir cómo hay que afrontar la crisis. La receta para los de fuera de la eurozona es apoyo y no críticas, en clara referencia a la postura de Washington y Pekín y, en menor medida, a la de las potencias emergentes, que se niegan a aplicar algo parecido a una tasa Tobin.

En la cumbre del G20 de primeros de noviembre, la UE va a proponer la implantación de esa tasa a las transacciones financieras, acordada por Francia y Alemania y respaldada por la Comisión Europea. Pero se cuenta ya con la oposición decidida de Estados Unidos y China, con lo que la propuesta se quedará en territorio europeo. El Banco Central Europeo viene repitiendo que si la tasa no se impone a nivel global, no tendrá éxito. Algunos expertos avisan de que supondrá la fuga de los inversores de la UE.

En su intervención ante los sindicalistas, Merkel ha apostado por la regulación de los mercados financieros y por recapitalizar a los bancos en riesgo sistémico. La canciller ha reiterado su oposición a la emisión de eurobonos que, en su opinión, no producirían milagros y harían crecer los intereses de refinanciación para Alemania.