Los representantes de todas las instituciones europeas han celebrado en Lisboa la entrada en vigor del Tratado que lleva el nombre de la capital portuguesa, donde los 27 lo aprobaron hace dos años. Un tortuoso camino de 24 meses para llegar a este 1 de diciembre entre grandes críticas por los primeros nombramientos y grandes esperanzas por lo que la Unión Europea puede evolucionar a partir de ahora. Esta noche lo han apuntado casi todos: lo que hace falta es voluntad política.
Ha sido una sucesión de discursos que, esta vez, han ido algo más allá de las frases huecas a que nos tienen acostumbrados los líderes europeos. Se ha reconocido que la UE languidece de espaldas a los ciudadanos, pero también se ha querido poner el acento en la esperanza que el nuevo Tratado trae para recuperar la vitalidad perdida.
El presidente en ejercicio de la Unión, el sueco Fredrik Reinfeldt, parecía ser sincero al decir: «El día de hoy marca una nueva página en la historia de la cooperación europea. Pasamos página hacia un mejor funcionamiento, hacia una UE más moderna y transparente. Pasamos página hacia una UE que puede hacer frente a los desafíos que nos esperan. Y pasamos página de la inestabilidad institucional que ha vivido la agenda europea durante demasiado tiempo».
El presidente de la Comisión europea, José Manuel Durao Barroso, también se ha salido esta noche de su tradicional discurso para pedir liderazgo político en la Unión. «Los tratados son importantes, pero por sí solos no llegan. Nada sustituye el liderazgo, la determinación y la voluntad política en un mundo cada vez más interdependiente».
En Lisboa ha tenido su primer acto público el nuevo presidente estable de la UE, Herman Van Rompuy, cargo creado en el nuevo Tratado, y fiel al único papel de mediador que algunos esperan de él ha hecho un llamamiento a la cooperación entre las distintas instituciones europeas. Ha pedido «respeto entre todos, porque defendemos la misma causa».
Su propuesta para la presidencia española es empezar a trabajar para que Europa sea una economía fuerte que lidere la innovación, que mantenga el Estado del bienestar social e impulse un proyecto que sea «la gran influencia en el mundo en favor de la paz y el equilibrio internacional».
Por último, el presidente del Parlamento europeo, Jercy Bucek, ha recordado las diferencias entre los 27 Estados de la Unión para señalar que «la diversidad es la fuente de nuestro desarrollo y nuestra fuerza». euroXpress