«Salté de un tren, aterricé en Madrid y empecé a tocar por las calle buscando a esos tipos que habitaban en las canciones que amaban». Con el tiempo pasó de las calles a los bares y las salas de música. Ahora está de estreno. Su tercer disco, En el Olympia ha recibido ya las alabanzas de las revistas Rolling Stone, Ruta 66 o Río Rojo. El próximo 17 de febrero Iñigo Coppel se sube por primera vez al escenario de la sala Galileo Galilei de Madrid, «el templo de la música». Un sueño hecho realidad.
Cantautor, músico, cantante... pero en realidad usted se define como «songwriter a la americana». ¿Qué es exactamente esto?
Iñigo Coppel.- Sí, lo que yo digo es que soy un aprendiz de juglar, que en mi opinión resume bastante bien este oficio. Se trata de hacer música y cantar. Lo importante es escribir canciones y contar historias, que es lo que hacían los juglares hace siete siglos.
eXp.- A lo largo de la historia los cantautores se han ganado fama de reivindicativos, ¿también hay algo de denuncia en su música?
I.C.- Es cierto que a mí me gusta contar historias de ahora, pero no lo hago con la intención de reivindicar nada o de apoyar ninguna causa. Mis canciones hablan de lo que pasa y de lo que veo, y a veces puede que haya algo de política o de denuncia en eso, pero no me gusta dar sermones. No me interesa que los artistas den su opinión personal, prefiero que me cuenten cosas y que me transmitan algo. Creo que las canciones deberían ir más allá de una reivindicación.
eXp. Después de Perdón por existir (2007) y El hombre que mató a Iñigo Coppel (2010) ahora llega En el Olympia. ¿Satisfecho con la respuesta del público?
I.C.- La verdad es que ha sido muy buena. El disco lo hemos hecho de una forma un tanto diferente y creo que hemos acertado de pleno. Es un directo que grabamos en el estudio de José Nortes, el productor. Llamamos a 15 personas e hicimos dos pases en directo para ellos. Es un disco con una frescura que no tenían los anteriores. Creo que ha gustado mucho más y que ha llegado más a la gente.
eXp.- Cuando habla de sus inicios en la música creo que hay un nombre que se repite siempre, ¿Podríamos decir que usted es músico gracias a Bob Dylan?
I.C.- En cierto modo es así. Cuando tenía diez años vi a Bob Dylan cantando en la televisión una canción que se llama The lonesome death of Hattie Carroll. Por aquel entonces no tenía ni idea de inglés y leía las letras subtituladas, pero el estribillo me impactó muchísimo. Y ahí creo que empezó todo: aprendí inglés para entender sus canciones y he ido investigando y descubriendo nuevos cantantes.
eXp.- De hecho una de las características de su música es la versatilidad. En su último disco, por ejemplo, encontramos rock, canciones con influencia de blues... ¡incluso un tango!
I.C.- Precisamente, si hay algo que define mi estilo es que es totalmente ecléctico. Me gustan las canciones en general y no tengo ningún prejuicio; me encantan todos los estilos y no desprecio ninguno. Lo importante es que haya una unión y conseguir que todas las canciones lleven mi sello. Se trata de conseguir una coherencia dentro de la diversidad.
eXp.- ¿Se puede vivir hoy en día siendo cantautor?
I.C.- Se puede ir tirando, sobreviviendo. Vas grabando con otra gente, colaboras con grupos... se pueden ir haciendo cosas mientras intentas componer tus canciones y aprender del oficio. Pero vivir de la música en España es difícil. En mi caso estoy contento, pero tengo muchos amigos con muchísimo talento, que tuvieron que dejarlo y me da mucha pena.
eXp.- Uno de los grandes problemas del sector son las descargas ilegales ¿cómo se puede acabar con la piratería en un país donde está tan arraigada?
I.C.- Es algo que tendrían que haber hecho los sucesivos gobiernos, y lamentablemente no lo han hecho. No hay ninguna voluntad, y además falta conciencia social al respecto. La gente está encantada y presume de todo lo que se ha descargado. A mí me parecen muy bien las nuevas formas de comercializar la música, las redes sociales etc., pero creo que se está perdiendo el respeto al trabajo de los músicos. El Gobierno también tiene que educar a la gente, porque el problema es que no se valoran los productos culturales.
eXp.- Existe un problema añadido: comprar música es caro, más ahora que hay que aplicar un IVA del 21%...
I.C.- Lo del IVA es una locura, hasta yo, a mi nivel, lo noto. Es ridículo, porque no hay ningún otro país europeo con un tipo tan alto. En cuanto a la industria, también ha sido un desastre. En vez de adaptarse a los tiempos han exprimido hasta la última gota subiendo los precios hasta límites insospechados. Ha sido un desastre general.
eXp.- Ha pesar del tono pesimista del sector, usted es el ejemplo de que se puede. El próximo 17 de febrero se estrena en la sala Galileo Galilei de Madrid, ¿cómo afronta este paso en su carrera?
I.C.- Es sin duda un gran paso. Poco a poco he conseguido hacerme un hueco y un público. Y ahora tocar en Galileo es lo más, es como llegar a la cumbre. Estamos trabajando mucho y preparando el concierto con mucha calma.
eXp. ¿Y después, cómo se plantea el futuro?
I.C.- La intención es seguir con este disco hasta el verano. Para entonces quiero tener ya canciones suficientes para un cuarto disco, y espero poder grabarlo en otoño. Aunque luego puede que se retrase, yo me pongo estas fechas para obligarme a trabajar. Mi idea es tener otro disco preparado este año, y seguir tocando.