Las encuestas de la UE han demostrado que los consumidores no entendemos la información que dan las empresas de productos alimentarios en sus etiquetas o embalajes. Suele ser confusa, abusa de términos específicos y da cantidades que no atinamos a valorar.
La Comisión europea ha propuesto fijar normas comunes para los 27 Estados de la Unión, de forma que los consumidores comprendamos fácilmente la información que nos suministran y que ésta contenga verdaderamente los datos importantes para la salud.
En España y otros países europeos es habitual que el etiquetado de los alimentos contenga el análisis nutricional, aunque sea voluntario hacerlo. Pero no es así en todos los países y, en los que la medida está ya extendida, se ofrece la información que el fabricante considera oportuna. El planteamiento de la UE es que, obligatoriamente para los 27, las etiquetas muestren siempre el valor energético, las grasas saturadas, los carbohidratos, especialmente el azúcar, y la sal que contiene el producto.
Sin embargo, esta información, que parece imprescindible, es todavía objeto de controversia entre los miembros de la UE y aún se está discutiendo, igual que el modo de presentar esos análisis nutricionales, para que cualquier consumidor los entienda fácilmente.
Otro punto que no se suele incluir ahora en las etiquetas es el relativo a las alergias. La nueva normativa obligará a incluir en el etiquetado información sobre qué elementos contiene el producto entre los más comunes que producen alergias, como los frutos secos, leche, huevos o pescado.
Queda una cuestión pendiente. Si exigimos toda esta información a los productos embalados, por qué no también a la comida que no está empaquetada, como la que sirven en los restaurantes. La solución deberían darla los ministros de agricultura el próximo diciembre. euroxpress