En el último Consejo europeo de 2014, la UE ha fijado nuevas sanciones para Crimea y Sebastopol, las regiones rebeldes que se anexionaron a Rusia de forma unilateral. El Consejo europeo ha declarado que «refuerza su política de no reconocer las anexiones ilegales» y según conclusiones alcanzadas por los ministros de Exteriores, «impone sustanciales sanciones sobre la inversión, el comercio y los servicios con Crimea y Sebastopol».
¿Qué significa esto?
A partir de este pasado fin de semana, ni ciudadanos europeos ni empresas con sede en la UE pueden adquirir propiedades inmobiliarias, en estas regiones. Un mazazo para las, ahora pertenecientes a Rusia, que ajenas a la crisis del ladrillo que ha afectado a otros países tienen en el sector de la construcción uno de los más boyantes de su economía. Pero ahí no acaba todo, y otro sector vital para ellas, el turismo, también acaba de ser vetado por la UE.
Los operadores de países comunitarios «no podrán ofrecer servicios turísticos» en ninguna de las dos zonas. En concreto, «los cruceros europeos no podrán atracar en puertos de la península de Crimea, salvo en caso de emergencia». Una decisión que se extiende tanto para embarcaciones propiedad de empresas europeas, como aquellas que lleven la bandera de algún país comunitario. En estos casos, la UE ha dado margen hasta el próximo 20 de marzo, para que los contratos ya firmados y los cruceros ya cerrados puedan cumplir sus obligaciones contractuales.
Suma y sigue. Y es que aquí no acaban las «prohibiciones» de casi cualquier contacto con estas zonas. El Consejo también ha prohibido «la exportación de determinados bienes y tecnologías a empresas de Crimea o para su uso allí». Esto afecta especialmente a empresas «de telecomunicaciones, energéticas y de prospección, exploración y producción de petróleo, gas y otros recursos minerales». Una decisión que se une a las que fueron aprobadas el pasado mes de junio donde ya se fijó la limitación de las importaciones de productos de Crimea y Sebastopol.
EEUU tampoco se ha quedado quieta. Las empresas de sistemas de pago estadounidenses Visa y Mastercard, las más utilizadas en el planeta, han dejado de prestar sus servicios en sus sucursales de Crimea. Una medida que entra dentro de la ampliación de las sanciones económicas decretadas por EEUU hace una semana y otro gesto más de su apoyo, al igual que la UE, a Kiev y de rechazo a la política exterior rusa.
Se sigue complicando la vida para los habitantes de Crimea, que paradójicamente siguen dependiendo tanto en los suministros de agua como de electricidad de Ucrania. Crimea ha sufrido repentinos y sucesivos cortes de luz desde Ucrania. Además, se han suspendido los servicios de autobús y tren desde el continente.
Con la desaceleración de su economía, los límites a sus exportaciones y la crisis del rublo, parece que le espera un duro año a Rusia que, además, tendrá que incluir en sus presupuestos los 800 millones de dólares que aportaba Ucrania a Crimea, el 60% del presupuesto anual de esta región, financiado por las autoridades de Kiev mediante subsidios. Ahora Rusia tendrá que pagar esta cantidad y facilitar la pensión a los más de 500.000 jubilados de Crimea.