A pesar de que los Estados miembros están comprometidos a fomentar una educación integradora, los niños de la Unión Europea que tienen necesidades educativas especiales y los adultos con discapacidad siguen estando desfavorecidos.
En el informe se pide a los Estados miembros un mayor esfuerzo para desarrollar sistemas de enseñanza integradores y eliminar las barreras a las que deben enfrentarse los grupos más vulnerables.
La educación integradora no es una «asignatura optativa, es una necesidad básica» dice el informe «Educación y Discapacidad/Necesidades Especiales - políticas y prácticas en educación, formación y empleo para estudiantes con discapacidad y necesidades educativas especiales en la UE» que ha sido elaborado por la red de expertos europeos en ciencias sociales de educación y formación (NESSE).
El estudio señala que los chicos con necesidades educativas especiales suelen abandonar la escuela con muy poca o ninguna cualificación, a continuación pasan a una formación especializada que, a veces, más que ampliar debilita sus posibilidades laborales. Las probabilidades de que estas personas encuentren un empleo son escasas y, los que trabajan muchas veces ganan menos que las personas no discapacitadas en el mismo puesto de trabajo.
En toda la Unión Europea, los varones gitanos, los pertenecientes a minorías étnicas o los que proceden de medios socioeconómicos más desfavorecidos están en gran número en escuelas dedicadas a niños con necesidades especiales. El informe plantea que estos sistemas de educación especial sólo aumentan el aislamiento de alumnos que ya están socialmente marginados reduciendo sus posibilidades. El informe plantea la necesidad de que estos chicos se escolaricen en el sistema educativo general que debería hacer una mayor inversión en desarrollar sus competencias lingüísticas y prestando más atención a las diferencias culturales.
En el informe se ponen de manifiesto las grandes diferencias entre los Estados miembros a la hora de identificar a los niños con necesidades especiales. Un ejemplo es la situación en la región belga de Flandes, donde un 5,2 por ciento de los alumnos con necesidades especiales estudian en escuelas separadas, mientras que en Italia lo hace un 0.01 por ciento.
Otras conclusiones son: intentar integrar al mayor número posible de alumnos con deficiencias graves en el sistema educativo general.
Una mejor formación continua del profesorado teniendo en cuenta las necesidades de inclusión.
Tener en cuenta que además de los profesores habituales, los profesores de apoyo y los monitores juegan un papel crucial para que la integración sea efectiva.
Las personas discapacitadas tienen menos posibilidades de ingresar en la enseñanza superior, los que lo hacen tienen más para encontrar un trabajo, aunque peor pagado que las personas no discapacitadas.
Las prestaciones por discapacidad atenúan el riesgo de pobreza y exclusión social, aunque pueden reducirse debido a los actuales recortes del gasto público en toda Europa.