Las regiones tropicales son las más afectadas según indica el informe, ya que han perdido cerca del 56% en 3.811 poblaciones de 1.638 especies. Las zonas templadas también han registrado datos escalofriantes, con una reducción del 32% en 6.569 poblaciones de 1.606 especies, aunque la peor parte se la lleva América Latina donde la cifra alcanza un escalofriante 83%.
Si desglosamos los datos obtenidos por especies, el 76% de agua dulce ha desaparecido, en gran parte por la contaminación de sus hábitats, las especies invasoras y los cambios del nivel de agua provocados por las presas hidroeléctricas. En cambio, tanto las especies marinas como las terrestres han visto reducida su población un 39%, debido a la excesiva pesca y la pérdida de sus zonas de vida provocada por el desarrollo urbano e industrial, respectivamente.
El gran problema que apunta el estudio es la voracidad con la que consumimos los recursos naturales. Para hacernos una idea, cada año demandamos una cantidad de recursos equivalentes a los que hay en un planeta y medio. Por el momento, nuestro planeta puede reponer esos recursos pero las consecuencias en el futuro serán devastadoras, tasas y acumulación de desechos que no se podrán reciclar, como ya se está observando con los niveles de carbono en la atmósfera.
La denominada en el informe 'Huella Ecológica' (suma la demanda de recursos y la capacidad de la tierra para reponerlos) desde el año 1960 es preocupante, ya que los índices de carbono eran por aquella época del 36% y ahora son del 53%. Cifras que revelan la lentitud con la que nuestro planeta se recupera, ya que en el año 2012 demandamos 18.100 millones de hectáreas de recursos, una cifra muy superior a las 12.000 millones de hectáreas de las que disponemos.
Observando los datos de la 'Huella Ecológica' por países, podemos ver que si toda la población mundial tuviera los hábitos de consumo de Qatar o Estados Unidos, necesitaríamos entre 4 y 5 planetas de recursos. En cambio, si nuestro gasto biológico fuera el de un argentino o un sudafricano, necesitaríamos 1,5 planetas. Los datos más elevados de consumo de recursos coinciden con los países de ingresos y nivel de vida más altos.
Dentro de la Unión Europea, los belgas, daneses y suecos tienen una mayor huella ecológica, ya que necesitarían entre 3,7 y 4,3 planeta para sobrevivir. En cambio rumanos y húngaros son los que menor huella tienen, tan solo necesitarían 1,7 y 1,6 .Por otro lado, si el resto de la humanidad quisiera llevar el estilo de vida español, se requerirían 2,3 planetas.
Mayor nivel de ingresos, mayor nivel de consumo
Los países desarrollados lideran el deterioro de la biodiversidad, pero en cambio los datos de este estudio revelan lo contrario. Si miramos con detenimiento las cifras, la biodiversidad de las zonas desarrolladas ha crecido un 10%, las zonas de ingresos medios han perdido un 18% y las subdesarrolladas un 58%. ¿A qué se deben estas cifras? Es sencillo, los países desarrollados no disponen de los recursos naturales necesarios para mantener a sus sociedades, por lo que deciden recurrir a la biocapacidad de países subdesarrollados. Con ello, exportan a las zonas más pobres la deuda que mantienen con el planeta tierra acabando así con la biodiversidad local.
Por último, este trabajo hace hincapié en el desarrollo sostenible como solución a este problema. La máxima es que la 'Huella Ecológia' no sea superior a los recursos disponibles del planeta, por lo que se plantea que la Huella per cápita (consumo de hectáreas de biocapacidad por persona) sea superior a 1,7 hag. En cambio esta cifra está muy alejada de la actual, aunque es cierto que se han llevado a cabo medidas para reducir el impacto del desarrollo. Por ejemplo, Alemania ha pasado de tener una huella per cápita de 6 hag a poco más de 4 hag, y Estados Unidos ha bajado hasta las 7 hag.
La huella ecológica se mide en hectáreas globales (hag), la media de producir recursos y absorber desechos