«Es un acto de pura propaganda que sólo ha servido para exacerbar la división entre los catalanes», ha dicho el ministro de Justicia, Rafael Catalá. Un «éxito total» para Artur Mas, el presidente de la Generalitat, que ha calificado la reacción de Madrid con términos como «indiferencia» e «intolerancia», «de una enorme miopía política, de menosprecio y amenaza».
Tras asegurar que el 9-N ha sido un «paso de gigante» en la «legítima aspiración de decidir pacíficamente nuestro futuro», el líder catalán ha lanzado dos mensajes al Gobierno central: «Cataluña se quiere gobernar a ella misma» y «queremos decidir». Los más de dos millones de personas que han acudido a votar son una «cifra impresionante» para Mas, quien ha recalcado, en catalán, castellano, inglés y francés, las «difíciles condiciones» de la jornada, entre ellas, «coacciones hasta el último momento».
La falta de incidentes reseñables (apenas lo ocurrido en Girona, donde cinco encapuchados ataviados con símbolos fascistas entraron en un local de participación y destrozaron el material) ha sido otra de las noticias de la jornada. «Más del 50 por ciento de personas no ha ido a votar», le ha recordado un periodista japonés en la intervención ante la prensa, en la que también ha habido tiempo para las preguntas.
La sonrisa no se ha despegado del rostro del presidente del Govern en todo el día: tras depositar su voto por la mañana, se dio un baño de multitudes; abrazos y aplausos. Los mismos que se repitieron a su salida, ya por la tarde, de la sede de CiU, donde posó sonriente para los medios. Y sonriente entró también al centro de prensa para hacer su valoración de la jornada.
¿Y ahora qué?
Las elecciones se perfilan como el próximo escenario de la partida. En el turno de preguntas, Mas también se ha referido a ellas como una necesidad para determinar cuál es «la mayoría por la independencia», aunque ha confesado que aún no hay un acuerdo entre las diferentes formaciones. Finalmente, reiteró que Cataluña merece un referéndum «normal, legal y vinculante».
El futuro de Cataluña sigue en el aire pero, para la presidenta de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), Carme Forcadell, el camino hacia la autodeterminación de Cataluña «no tiene marcha atrás». «Todas las naciones tienen derecho a decidir su futuro», ha afirmado Mas en la sala de prensa que el Gobierno catalán ha habilitado en un pabellón de la Fira.» Como Quebec y como Escocia, Catalunya también quiere decidir su futuro político», ha remarcado ante periodistas de todo el mundo.
Las más de 40.000 personas voluntarias, así como los ayuntamientos, corporaciones locales y el tejido asociativo se han llevado el elogio del presidente de la Generalitat al inicio de su intervención. «Cuando vamos juntos, avanzamos más y mejor», ha insistido.
Observadores internacionales
Mientras algunos partidos políticos no dan ninguna validez a lo sucedido en el 9-N, una delegación de europarlamentarios ha calificado el proceso como «único» y ha destacado la «calma y apertura» en el sentido de que «nadie ha sido coaccionado o intimidado a pesar de las circunstancias desafiantes».
Entre las debilidades que ha encontrado este grupo de expertos en el proceso catalán, destacan el censo electoral, el menor número de urnas frente a otras elecciones, la ausencia de un presidente electoral, la manera en que han sido seleccionados los voluntarios e incluso la privacidad de los votos.