Esta semana se han presentado los cinco primeros metros de alambre de espino que separarán, a lo largo de 30 km, la frontera búlgara con Turquía. El objetivo es que los sirios que escapan de la guerra no entren en Bulgaria de forma ilegal. La valla costará dos millones y medio de euros. Bulgaria asegura que no puede permitir acoger más sirios en su territorio.Ya son 7.000 y el gobierno dice que se debe al pueblo búlgaro y que hará todo lo posible para que no lleguen más ilegales.

El ministro de Defensa de Bulgaria, A.Naidenov señala que «en este momento, con una mayor presencia de la Policía y del Ejército, la cantidad de ilegales que cruzan la frontera búlgara ha bajado considerablemente». Reconoce que «esto sólo servirá para que los sirios intenten pasar por puntos más peligrosos». Con los centros llenos, los llevan a tiendas de campaña o a colegios en desuso, donde las sábanas convierten un aula en un bloque de minúsculos apartamentos.

El portavoz del ACNUR, Adrian Edwards, ha dicho que "Bulgaria levanta vallas y otros medios de disuasión para evitar la entrada de estas personas".

La ayuda de 5,6 millones de euros proceden del Fondo Europeo para los Refugiados, y según la comisaria de Interior, Cecilia Malmström, «esta financiación de emergencia hará más fácil la situación sobre el terreno para los solicitantes de asilo y los refugiados que han huido de sus países, y ayudará a las autoridades búlgaras a financiar medidas para el acomodo y recepción así como la provisión de atención y asistencia sanitaria inmediata».

Moteia Ahmed es un refugiado sirio, y explica que «nos metieron aquí y aquí nos han dejado. Sin ayuda médica. Mi mujer está enferma y no tengo bastantes mantas para taparla. Llevamos tres días sin comida. Necesitamos abandonar este lugar, porque cuando lleguen la lluvia y la nieve nos pondremos enfermos y moriremos».

Médicos sin Fronteras denuncia que ni Bulgaria ni la Unión Europea están facilitando ayuda médica ninguna. En algunos centros, mujeres embarazadas y niños enfermos no tienen acceso a una ducha de agua caliente y sólo comen una vez al dia. No hay un servicio médico organizado.

Moteia Ahmed, dice que «mi hijo pequeño no tiene zapatos. Pido leche para ellos y no me la dan. Sólo les puedo dar agua fría y es mala para su estómago. Nos tratan como a animales». Rafaa, otra refugiada dice que «todo está muy sucio. Me da miedo que los niños cojan una infección en este baño». Ahmed Sulayman añade que «en una semana sólo hemos conseguido comida en tres ocasiones. Si quieres comprar, necesitas que alguien de la Policía te acompañe. Y al menos, yo tengo algo de dinero. Otros no pueden comprar comida.

Desde Jordania, Antonio Guterres, Alto Comisariado para los Refugiados de la ONU ha pedido ayuda urgente y masiva para los sirios. «Lo que quiero pedir es acceso a territorios donde las personas se sientan seguras. Lo que significa acceso a los países vecinos y, más adelante, a Europa, el Golfo u otros lugares del mundo».

ACNUR calcula que más de tres millones de sirios han escapado de la guerra y malviven en lugares como éste.