Trece grupos de investigación han unido sus fuerzas para poner en marcha el proyecto Aquavalens que, financiado con fondos europeos, pretende precisamente desarrollar un test de alta velocidad para comprobar de manera más efectiva la calidad del líquido vital destinado al consumo humano. Este tipo de controles suele demorarse varios días, pero con las nuevas técnicas el laboratorio quiere reducir los tiempos hasta apenas 24 horas. Y es que, cuanto más rápido detecten los investigadores y las autoridades las causas de un problema de salud, mayor margen tienen para evitar la propagación de la contaminación y de las enfermedades.
«Sufría vómitos y diarrea. Estaba tan deshidratado que tuve que ir al hospital. Nos dijeron que era el agua y nos prohibieron beber del grifo. La campaña duró semanas. Hasta que no sufres en tu propia piel la prohibición de abrir el grifo no sabes lo realmente problemático que puede llegar a ser», recuerda el fotógrafo Oliver Pohl, en unas declaraciones recogidas por la Unión Europea de Radiodifusión (EBU, en sus siglas en inglés). Su relato se detiene en diciembre de 2012, cuando el pueblo alemán de Hemer fue golpeado por una misteriosa enfermedad que afectaba al aparato intestinal. Tuvieron que pasar tres meses, casi 90 días, para que el sistema de salud germano identificara un parásito conocido como Giardia Intestinalis.
Aquavalens tiene su hoja de ruta muy clara. En una primera etapa, estudiarán todo tipo de organismos susceptibles de contaminar el agua. Y en un segundo paso, desarrollarán métodos moleculares novedosos para acelerar el análisis de las pruebas científicas. «El agua es aspirada por una bomba de succión y conducida a través de un filtro con unos poros tan finos que logran separar la bacteria. Después analizamos molecularmente su ADN, lo que nos permite evaluar qué tipo de patógenos existen en dicho líquido», explica a EBU el biólogo molecular René Lesnik, del Instituto Helmholtz de Enfermedades Infecciosas. El proyecto europeo espera dar sus frutos y cumplir con las expectativas en los próximos cinco años.
Millones de muertes en el Día Mundial del Agua
6.000 millones de niñas y niños menores de cinco años mueren diariamente por agua contaminada en el mundo, según los datos de la Unesco, que revela que el 80 por ciento de todas las enfermedades de los países calificados 'en desarrollo' son consecuencia de su consumo. Unicef y la OMS completan y contextualizan esta realidad: el agua sucia mata más niñas y niños que la guerra, la malaria, el VIH/SIDA y los accidentes de tráfico juntos. Al menos la mitad de los ríos y lagos del mundo está peligrosamente contaminado, según diversos estudios.
Son las devastadoras cifras que obstaculizan e incluso impiden la vida de millones de personas en el mundo. Como un medio de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sostenible de los recursos de agua dulce, la Organización de Naciones Unidas (ONU) celebra desde 1993 el Día Mundial del Agua. La iniciativa surgió durante la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992, en Río de Janeiro (Brasil). Desde entonces, el 22 de marzo se invita a que los diferentes Estados consagren esa fecha a la celebración de actividades concretas, desde la concienciación ciudadana hasta la puesta en práctica de los planes para promover el desarrollo sostenible.
La energía ha sido el concepto elegido esta vez por Naciones Unidas para tratar el Día Mundial del Agua. La ONU recuerda que el 90 por ciento de la producción mundial de energía requiere agua: biocombustibles e hidroeléctricas lideran esta necesidad. «No habrá desarrollo sostenible sin un mejor acceso al agua ni sin energía para todos», apunta la directora general de la Unesco, Irina Bokova, en un comunicado.
Según el World Water Development Report 2014, lanzado esta semana, la demanda de líquido vital en todo el mundo aumentará en un 40 por ciento hasta el año 2030, mientras que la demanda de energía se incrementará en un 50 por ciento. Mientras 800 millones de personas carecen de acceso a fuentes de agua potable mejorada, 1.300 millones no están conectados a ninguna red eléctrica.