Esos controles se realizarán en una proporción de una muestra para cada 50 toneladas de carne. Los análisis se llevarán a cabo durante un mes, que podrá ser prolongado dos más y los resultados deberán estar preparados a mediados de abril. De momento, Francia, Reino Unido, Italia, España, Alemania y Polonia realizarán 150 cada uno. Países Bajos, Portugal o Bélgica realizarán un centenar e Irlanda, 50. Los que tengan un mercado más pequeño tendrán que preparar una decena de test. Para realizar estas pruebas se tiene en cuenta el peso de su mercado cárnico o las toneladas importadas.
La Comisión todavía no ha valorado el coste total de esta investigación, aunque cada test podría costar unos 300 euros, por lo que superaría los 3 millones de euros. Para el Comisario de salud y consumo, Tonio Borg, los consumidores europeos deben saber que «se hará todo a nivel de la UE para restaurar la confianza en los productos de nuestros mercados lo antes posible».
La Unión Europea consume cada año, unas 110.000 toneladas de carne de caballo, de las que importa un 30% de Canadá, México y Argentina. Los principales productores europeos son Polonia y Rumanía, y los mayores consumidores Francia, Italia, Países Bajos y Bélgica.
Hasta la fecha, se sabe que al menos trece países se han sido afectados por el fraude, que implica a una extensa red de intermediarios en diversos Estados de la UE. La principal acusada es la compañía Spanghero, que habría vendido unas 750 toneladas de carne de res, sabiendo que era de caballo, a la empresa francesa Comigel que preparó más de 4,5 millones de platos precocinados a 28 empresas. De momento el gobierno francés ha suspendido la licencia a Spanghero y ha anunciado que podría denunciar a sus responsables, que se enfentarían a dos años de prisión, por fraude.
Las autoridades británicas han confirmado que un total de 47 escuelas y decenas de hospitales han servido carne de caballo en su menú como si fuera de carne de vacuno. Los casos se han detectado en Lancanshire y en Irlanda del Norte, aunque se desconoce cuántos niños y enfermos pueden haber comido la carne «fraudulenta».
Por otra parte los científicos británicos han hallado fenilbutazona, un analgésico antinflamatorio conocido como «bute», en muestras de ocho caballos, de los que seis podrían haber entrado en la cadena alimentaria de Francia, según los datos de la Agencia de Normas Alimentarias. Según Duncan Campbell, inspector responsable de asuntos alimentarios «cuanto más carne de caballo buscamos, más productos se han encontrado que la contienen. No creo que hayamos llegado al fondo del asunto todavía».
La policía británica ha detenido de momento a 3 personas.