La edición de este año tiene como eslogan «¡Muévete por un aire más limpio!», ya que apunta a un doble objetivo: sensibilizar sobre el impacto que tienen los modelos de transporte urbano actuales sobre la calidad del aire de nuestras ciudades; y, a la vez, animar a los ciudadanos a tomar conciencia de los beneficios que para su salud reportaría un cambio en los patrones habituales de transporte y movilidad.
En palabras de Janez Potočnik, Comisario europeo de Medio Ambiente: «Este año hacemos hincapié en la incidencia de nuestro comportamiento diario en el aire y en nuestra salud. Las ciudades están llamadas a desempeñar un papel primordial en la mejora de las opciones de transporte. A través de la concienciación y de la apuesta por alternativas más verdes, nuestras ciudades pueden convertirse en polos que atraigan a más habitantes. Por eso, si quieres un aire limpio, ¡muévete para conseguirlo!».
Por medio de actividades, organizadas en tres líneas de actuación (uso de transporte urbano, implantación de la bicicleta como medio de transporte alternativo, y la alternativa de desplazarse a pie), la Semana de la Movilidad busca crear conciencia sobre el impacto de nuestros modelos de transporte en la calidad de vida de nuestras ciudades.
En esta línea, se concede también un premio en cada edición a la ciudad que haya implantado mejoras y cambios en su estructura de transportes para favorecer este cambio de modelo. En anteriores ediciones, este galardón fue para ciudades como Zagreb (Croacia), Bolonia (Italia), Gävle (Suecia) y Budapest (Hungría).
En los 11 años que lleva celebrándose, la Semana Europea de la Movilidad no ha hecho sino crecer en impacto y transcendencia a nivel europeo y mundial. El año pasado se registraron para participar en la campaña 2.158 ciudades, y desde que se celebra se ha conseguido implantar hasta 7.717 medidas permanentes, como la creación de infraestructuras urbanas para ciclistas y peatones, la bajada del límite de velocidad en los núcleos urbanos, la mejora de los medios de transporte público y la concienciación acerca de unos hábitos de movilidad sostenibles.
Mala calidad del aire y problemas de salud
La mala calidad del aire de muchas ciudades europeas sigue siendo un motivo de preocupación, ya que tiene un impacto directo en la salud de los ciudadanos: más complicaciones respiratorias y cardiacas, muertes prematuras y una esperanza de vida más baja son algunos de los efectos nocivos que causa esta situación.
La polución atmosférica también afecta al medio ambiente, causando acidificación, pérdida de biodiversidad, reducción de la capa de ozono y cambio climático.
El tráfico urbano es un agente de polución del aire cada vez mayor, especialmente en las emisiones de dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono y partículas en suspensión. Por ello, las autoridades locales tienen la responsabilidad de desarrollar estrategias de transporte urbano que sirvan a las necesidades de movilidad, proteger el medio ambiente, mejorar la calidad del aire y hacer de la ciudad un lugar mejor para vivir.
Pero también es esta una campaña que hace especial incidencia en la responsabilidad individual que todos los ciudadanos tienen en este asunto, y en que los pequeños cambios, como moverse en bici en lugar de en coche, el uso del transporte público, o caminar de un sitio a otro, pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida en las ciudades europeas, haciéndolas más saludables, agradables y verdes.
Movilidad urbana en España
España, a pesar de necesitar aún grandes avances en esta materia, ha conseguido algunos logros importantes. El año pasado, León y Vitoria-Gasteiz fueron elegidas por la Comisión como ciudades modelo en la celebración de la Semana de la Movilidad.
En el caso de León, se destacaron sus esfuerzos por hacer coincidir este evento con el Plan español de eficiencia energética y ahorro, lo que consiguió abrir un debate aún mayor sobre el modelo energético y de transporte en los núcleos urbanos.
Vitoria, la Capital Verde Europea de 2012, puso en marcha una serie de actividades temáticas centradas en el uso de un medio de transporte alternativo cada día, y se elogió el esfuerzo ciudadano en hacer del concierto celebrado con motivo del «Día sin coches», que dependía enteramente de energía solar y la energía generada por bicicletas estáticas, un éxito de participación.
No es el caso de Madrid que es una de las ciudades con peor calidad de aire de España, donde el porcentaje de contaminantes atmosféricos originados por el tráfico supera el 70% de lo permitido, según numerosas organizaciones ecologistas, y una sexta parte de sus calles residenciales superan el límite de ruido soportable.
A pesar de los tímidos movimientos del consistorio para implementar un carril bici por el centro de la ciudad, la reforma se demora o resulta insuficiente, y los estudios revelan que es una de las ciudades europeas menos adaptadas al transporte en bicicleta u otros medios de transporte alternativos.
Como dato positivo, y que corrobora el impacto de estas iniciativas en la población y el lento cambio de modelo transporte urbano y estilo de vida, el año pasado se vendieron por primera vez en España más bicicletas (780.000) que coches (700.000).