El atentado contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo de la semana pasada ha levantado el interés mediático y social sobre determinados temas, entre otros, la libertad de expresión. Bernard Maris, Jean Cabut (Cabu), Stephane Charbonnier (Charb), Bernard Verlhac (Tignous), Elsa Cayat, Moustapha Ourrad y Philippe Honoré son los ocho periodistas (dibujantes algunos de ellos) asesinados en París que abren las estadísticas del año 2015 sobre el peligro de la profesión, añadiendo a la lista un país, Francia, ajeno a estos índices.
Según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), 1109 reporteros han muerto desde 1992 realizando su trabajo, es decir, denunciando abusos de poder, corruptelas, haciendo crítica, e informando sobre conflictos. Atendiendo a los datos de esta organización, Irak es el país más peligroso: en él han fallecido 166 profesionales desde que se registran estos datos. Siria con 79 muertes y Filipinas con 77 ocupan el segundo y tercer puesto en este macabro ranking en el que no aparecía ningún país europeo, hasta ahora.
Las duras estadísticas indican que en 734 casos la muerte se produjo por asesinato; 22 casos ocurrieron en combate o fuego cruzado y 144 fallecieron durante coberturas peligrosas; a estas cifras habría que añadir los periodistas desaparecidos, muy difíciles de calcular. Además, muchos reporteros apuestan por el exilio para salvar su vida. El CPJ contabiliza estos números desde 2009: 404 personas se han exiliado por motivo de su profesión desde entonces y hasta mayo de 2014. En este caso, la mayoría se ha marchado de Irán (76 casos). Le siguen Siria y Somalia de donde han huido 44 y 42 periodistas, respectivamente.
20 periodistas en manos del Estado Islámico
Cuando se habla de periodistas presos, China aparece en primer lugar, seguido de Irán. En la actualidad, 221 periodistas están presos en el mundo por su labor informativa (la mitad de ellos trabajaba como freelance). China recurre a la apertura de procesos judiciales por presuntos delitos contra el Estado y también delimita de lo que se puede o no se puede informar; mientras que Irán se caracteriza por encarcelar a periodistas, blogueros, directores de medios y fotógrafos al mismo tiempo que libera a otros. Por ejemplo, Siamak Ghaderi, ganador del Premio Internacional de la Libertad de Prensa 2014 del CPJ, fue excarcelado el pasado julio, pero ese mismo mes las autoridades iraníes encerraron a Jason Rezaian, un reportero del Washington Post. A finales de 2014, el Gobierno iraní aún no había revelado el motivo del arresto de Rezaian ni había dado una descripción de los cargos formulados contra él, según el Comité.
En todos estos casos las detenciones han sido realizadas por los Estados, ya que para el Comité es más complicado determinar las realizadas por otros organismos u organizaciones. Por ejemplo, el CPJ calcula que unos 20 periodistas están desaparecidos en Siria, y se cree que muchos son cautivos del Estado Islámico.
De hecho, las cifras varían según la fuente que se consulte. Mientras que el CIP cifra en 70 las muertes en 2013, Reporteros sin Fronteras (RsF) habla de 75 en ese mismo año, último del que ha ofrecido cifras. «Al inicio del siglo XXI, cerca de un tercio de los seres humanos no tiene acceso todavía a una información libre. Privados de la lucidez elemental para conducir su vida, sometidos como niños a los que se cuentan cuentos, estos millones de individuos están desposeídos de su existencia, impedidos de salir de lo que el filósofo Emmanuel Kant llamaba el 'estado de tutela'», escribe Christophe Deloire, secretario general de RsF, en su último informe publicado. «La libertad de información no es por lo tanto un privilegio corporativista. Donde quiera que los periodistas sean amenazados, en ocasiones asesinados, las víctimas finales son los niños, las mujeres y los hombres que no pueden descubrir la realidad a través de reportajes, entrevistas o investigaciones», añade esta organización que ofrece una nueva estadística: la de las amenazas. Según sus investigaciones, 2160 personas han sido amenazadas o agredidas físicamente por haber intentado informar.
Libertad de prensa
Además de la libertad de expresión, no hay que olvidar la libertad de prensa y de información, relacionada ésta última con la importancia de la profesión. Y es que, la libertad de expresión puede hacer también referencia a una libertad individual relacionada con la libertad de pensamiento.
En este sentido, Noruega lidera la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2014 que anualmente elabora Reporteros sin Fronteras. El podio lo completan otros dos países europeos, Países Bajos y Finlandia. «Los modelos de respeto a la libertad de los medios están en el norte de Europa. Su éxito se basa en fundamentos constitucionales y legales sólidos, que a su vez se sustentan en una cultura real de las libertades individuales, más integrada que en el sur de Europa», explica la oenegé. En el otro extremo de la tabla, los tres últimos puestos los ocupan Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea, como ya informó euroXpress.