El presidente francés, François Hollande, que parecía que había perdido fuelle, ha recobrado el ánimo con el nuevo curso político y lleva unos días de un no parar con la bandera de la compra de bonos por parte del BCE desplegada . Se reunió el martes con Mario Monti, este miércoles con Van Rompuy y el jueves irá a Londres para asistir a los Juegos Paralímpicos y de paso entrevistarse con David Cameron.
Hollande es el principal promotor de la intervención del BCE para rebajar la presión de los mercados sobre la deuda de los países de la eurozona con más problemas. A Van Rompuy, le ha repetido lo que dijo el día anterior en Roma en su reunión con el primer ministro Mario Monti. Es necesario implementar lo antes posible las resoluciones adoptadas en el consejo de finales de junio «un dispositivo que permita a los mecanismos europeos de estabilidad y al BCE intervenir» para dar estabilidad financiera a la zona euro, ha dicho en un comunicado.
Por su parte Van Rompuy, ha sido parco en palabras como lo fue el martes tras su encuentro con la canciller Angela Merkel, a la que debió de escuchar un discurso radicalmente opuesto. Alemania no quiere que el BCE compre bonos y su ministro de Finanzas, el cristianodemócrata Wolfgang Schäuble, rebaja continuamente las expectativas sobre la compra de bonos por el BCE, a la vez que lanza mensajes a su presidente Mario Draghi. Esta vez ha dicho que no es realista esperar que el BCE pueda asumir la supervisión bancaria de la Eurozona para el 1 de enero de 2013. Hasta que eso no ocurra los fondos de rescate temporal (FEEF) y permanente (MEDE) no podrán recapitalizar directamente a los bancos.
Alemania no está dispuesta a que el BCE supervise a todos los bancos e instituciones financieras de la zona euro, desde luego no a los alemanes. Solo transige con las entidades más grandes. Su mantra es que «el Bundesbank es independiente y el BCE también lo es», así que los gobiernos no deben inmiscuirse en sus diferencias. De nuevo ha sacado a colación la necesidad de introducir un impuesto sobre las transacciones financieras, que es difícil que se pueda adoptar a nivel europeo pero lo podrían adoptar los Estados miembros.
Así las cosas este jueves se reúnen, como cada mes, los gobernadores de los bancos nacionales que forman el consejo del BCE. De forma extraordinaria a esta cumbre asiste también el presidente del Eurogrupo, jean-Claude Juncker, que presentará el análisis que han hecho los ministros de finanzas.
Según algunos analistas Draghi, anunciará tras la reunión un programa de compra de deuda a corto plazo, aunque sin concretar demasiado ya que llevaría aparejadas unas condiciones para los países más débiles y el propio BCE podría renunciar a su estatus de acreedor preferente, es decir sería tratado en las mismas condiciones que los acreedores privados en caso de impago.
A la espera de la comparecencia de Mario Draghi ante los periodistas tras la reunión los mercados se han mostrado cautelosos, la prima de riesgo de Grecia ha cerrado a 2.053 puntos básicos, la de Portugal a 763, la de irlanda a 442 puntos, la de Italia 404 y la de España a 493 puntos básicos.