Dacian Ciolos, comisario de agricultura, se ha dado cuenta en menos de una semana de que su normativa de que las botellas de aceite en los restaurantes no se puedan rellenar no iba a encontrar partidarios. Las críticas han venido de todas partes, y naturalmente, uno de los argumentos ha sido que pretendía proteger a los fabricantes del sur de Europa.
El comisario dice que solo quería impedir el fraude, pero los expertos indican que la mayor parte de este se realiza antes de que llegue a los restaurantes y que son algunos fabricantes los que mezclan aceite de menor calidad con otros de más calidad y lo etiquetan como «aceite de oliva virgen».
Las críticas han partido incluso de los líderes de Francia y Holanda en la cumbre de este miércoles y del primer ministro británico, David Cameron, atento a cualquier motivo para protestar que acusó a la Comisión poco menos que de meterse donde no la llaman. «En mi opinión este es exactamente el tipo de espacio del que la Unión Europea debería retirarse», dijo y añadió «Ni siquiera debería estar sobre la mesa, haciendo un juego de palabras».
El comisario Ciolos ha reconocido que se ha apresurado a retirar la propuesta cuando se ha dado cuenta de que estaba solo y de que los consumidores no iban a apoyarla.