En Bruselas, en Barcelona, en París o en Estambul se ha escuchado una protesta similar este 29 de febrero, que los sindicatos europeos han llamado Día de Acción. En los 27 países de la UE y en los Estados candidatos se han condenado las políticas de austeridad y disciplina presupuestaria, en la víspera del Consejo Europeo.
La secretaria general de la CES, Bernadette Ségol, afirma que «la crisis sirve como un pretexto prefabricado para atacar el modelo social europeo, justificar los recortes de los salarios y los servicios públicos, debilitar la protección social y los derechos sindicales».
Los sindicatos europeos creen que son posibles otras políticas basadas en la solidaridad, la justicia y la cohesión social para invertir en planes que creen empleo de calidad y una economía sostenible. A las puertas de la sede de la Comisión Europea en Bruselas, los dirigentes sindicales han coreado el «basta ya» a la austeridad.
La CES pide que se den plazos más largos a los socios comunitarios para restaurar sus equilibrios presupuestarios, de forma que la premura en los ajustes no repercuta en el paro y en los servicios sociales. En ese sentido, el secretario general de CC.OO, Ignacio Fernández Toxo, que también es presidente de la CES, ha manifestado que sería «suicida» mantener en España los actuales objetivos de déficit fijados por la UE porque tendría unos efectos «demoledores» sobre la economía y el empleo.
Hoy, el líder sindical español y la secretaria general de la CES se han reunido con el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, quien ha defendido la necesidad de continuar con las «actuales políticas durante un tiempo pensando que en el futuro veremos sus beneficios». Los sindicatos han calificado la reunión de «decepcionante».
Los dirigentes sindicales transmitieron sus preocupaciones al presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, para que se relajen los criterios de estabilidad en la UE. Toxo dijo que «en la UE no se articulan medidas más que para el equilibrio de las cuentas públicas y esto ha abocado a Europa a un nuevo período de recesión, con un riesgo importante de aumento de desempleo».