Desde Tallín hasta Sofía y, sobre todo en Alemania, ha habido manifestaciones este sábado contra ACTA (Anti_Counterfeiting Trade Agreement), el Tratado comercial contra la piratería y la falsificación que dicta una normas internacionales para proteger la propiedad intelectual y los derechos de autor.
Las distintas organizaciones de internautas que han convocado las marchas consideran que ACTA es una amenaza para la libertad en internet y los derechos individuales con medidas de censura. Critican además que se obligue a los proveedores de la red a controlar y vigilar los contenidos.
En Alemania es donde el acuerdo encuentra más oposición, hasta el punto de que el gobierno ha congelado su ratificación hasta analizar su impacto. El acuerdo firmado tras unas poco transparentes negociaciones tiene que ser ratificado por los parlamentos nacionales y por el Parlamento Europeo, el próximo junio.
En la Eurocámara ACTA puede quedar paralizado, porque el Partido de los Socialistas Europeos (PES) ha anunciado que se opone, por ser un proyecto que «no refleja los intereses de los ciudadanos, sino los de las grandes corporaciones y los márgenes de beneficio», según ha dicho el presidente del PES, Sergei Stanishev. El secretario general de esta fuerza política, Philip Cordey ha calificado de «inaceptable» que la Comisión Europea haya «discutido el texto con absoluto secretismo».