Jacob Zuma, actual presidente de Sudáfrica, ha manifestado su preocupación a pesar de que, como ha asegurado tras su visita al hospital dónde se encuentra Mandela, «los médicos están haciendo todo lo posible y Madiba (nombre cariñoso con el que se conoce al expresidente) está bien cuidado y cómodo».
En un comunicado oficial, Zuma ha pedido a la nación y al mundo que recen por Madiba y su familia en este momento tan difícil. Junto a Mandela está, en todo momento, su hija Makaziwe Mandela que ha declarado que lo único que desea ahora es que «la transición sea suave y que su padre no sufra». «Él está en paz consigo mismo. Ha dado tanto por el mundo que creo que debe de estar tranquilo», ha dicho Makaziwe en una entrevista concedida a la cadena CNN.
La familia Mandela ha pedido públicamente que no se les juzgue por las decisiones que están tomando o que tomarán respecto a la salud de su padre ya que forman parte de su cultura.
«En nuestra cultura, la cultura tembu, nunca dejas ir a la persona a menos que ésta te diga expresamente, por favor, mis niños, mi familia, dejadme ir''. Mi padre no nos ha dicho eso», ha sostenido. «Todavía no hemos llegado al final. Solo Dios lo sabe», ha añadido.
«Es un tiempo sagrado para nosotros y espero que el mundo nos deje en paz de verdad y nos dejen solos», ha remarcado Makaziwe, acompañada en todo momento por la actual esposa del ex mandatario, Graça Machel.
Nelson Mandela, de 94 años, lleva 17 días ingresado, desde el pasado 8 de junio, a causa de una recaída en la infección pulmonar que sufre desde hace meses. El primer presidente negro de Sudáfrica y conocido en todo el mundo por su lucha sin tregua contra el apartheid y la segregación racial ha sido ingresado ya tres veces en lo que va de año y su situación, según los médicos que le atienden, se ha vuelto muy crítica en las últimas 24 horas.
Mientras tanto, los sudafricanos, de fuertes creencias religiosas, van haciéndose a la idea de que la vida de Mandela se apaga, de que es un anciano, y de que su «padre espiritual», «su héroe», como lo consideran muchos, les deja solos. A las puertas de su casa en el barrio residencial de Houghton, en Johanesburgo, a las puertas del hospital donde –con los ojos cerrados pero tratando de hablar- sigue luchando por vivir, se acumulan las flores y las piedras de colores con mensajes de cariño.
Como símbolo de la paz mundial, de la reconciliación de las razas y la unión de los pueblos, su estado de salud es seguido por los Gobiernos de todo el mundo. El presidente de los EE.UU., Barak Obama, tiene previsto aterrizar en Sudáfrica el próximo viernes, dentro de una gira que le llevará también a Senegal y Tanzania, sin embargo, no se sabe si tiene prevista una visita al hospital para ver a Mandela. Lo que si está confirmado es su paso por Robben Island, la cárcel en la que Madiba pasó 27 años de su vida como traidor por su lucha contra la segregación racial en Sudáfrica.