WASHINGTON, (IPS) - La intervención militar internacional es la única forma de lidiar con el deterioro de la situación en Malí y para ello se debe tener el apoyo de Estados Unidos, dijo el embajador nigerino, Maman Sidikou. «Los terroristas consolidan su posición día a día en el norte de Malí y no hacemos más que hablar de eso en innumerables reuniones. ¿Vamos a ignorar su agenda?», preguntó Sidikou en un encuentro realizado el jueves en Washington. Pretenden debilitar los estados de la región - indicó- y crear un santuario para grupos extremistas.
En las últimas semanas, rebeldes tuaregs, junto a combatientes islamistas, obtuvieron logros significativos en su prolongada lucha por la independencia del norte de Malí, llamado Azawad. Se estima que 320.000 personas debieron escapar de una situación cada vez más caótica.
La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) pidió el mismo jueves un aumento importante de fondos para sus operaciones en ese país, que ascenderán a 153,7 millones de dólares.Un funcionario de Acnur describió la «rápida degeneración de la situación en Malí» como «totalmente inesperada». «Le pedimos a nuestros amigos de Estados Unidos que nos ayuden con equipos, inteligencia y capacitación para las fuerzas armadas de la región», indicó Sidikou. «Cada día que Ansar Dine actúa en Malí es otro día contra la paz y la seguridad a escala mundial», subraya.
Ansar Dine es una organización islamista con presuntos vínculos con Al Qaeda. El 26 de mayo llegó a un acuerdo con el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), de carácter laico, y juntos declararon que formarían un estado islamista en el norte de Malí. Por su parte, el MNLA continuó con la lucha por la independencia en el norte, un área del tamaño de Francia, reivindicación que tiene idas y venidas desde los años 60.
El último alzamiento de tuaregs contra el gobierno de Malí comenzó en enero, pero adquirió mayor relevancia tras el derrocamiento el 22 de marzo del presidente Amadou Toumani Touré, al que le siguió el caos en un contexto ya delicado. El 6 de abril, el MNLA declaró de forma unilateral la secesión de Azawad de Malí.
La comunidad internacional respondió con relativa lentitud, pero el anuncio el 26 de mayo de la alianza con Ansar Dine volvió a poner el problema en primer plano. Aunque a los pocos días se desmoronó por desacuerdos sobre la imposición de la shariá (ley islámica).
El embajador Sidikou alertó de un proceso de «afganización» en Malí. «Las niñas ya no pueden ir a la escuela en el norte. Es la peor crisis en esta zona que nos afecta a todos», remarcó. «Podemos actuar, siempre y cuando tengamos apoyo», apunta. «Si no nos apuramos, la situación será peor de lo que tenemos ahora. Es así de simple».
El llamamiento de Sidikou fue al día siguiente de que el presidente de la Unión Africana (UA), el jefe de Estado de Benin, Thomas Boni Yayi, pidiera al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, que respaldara una intervención africana en ese país. Francia, expotencia colonial de Malí y países vecinos, apoyó el martes 29 de mayo la medida. El presidente François Hollande declaró que su gobierno aplaudiría la decisión del Consejo de Seguridad de asistir en el desarrollo de la situación.
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) parece haber dado marcha atrás respecto de las advertencias iniciales de una intervención militar tras aceptar el 21 de mayo a un presidente de transición.
Pero el anuncio de un estado islámico claramente atemorizó a la organización. El presidente de la Comisión de la Cedeao, Kadré Désiré Ouédraogo, demostró «incomprensión» y condenó duramente la «iniciativa oportunista». La declaración también alerta que la Cedeao «nunca comprometerá la integridad territorial de Malí», y subraya su «determinación de tomar todas las medidas necesarias para evitar que se instale el caos en el norte». Cedeao dice tener 3.000 soldados listos para ser desplegados en Malí.
Pesadilla islamista
Pero la logística para una posible intervención militar es extremadamente complicada, y probablemente no pueda ocurrir hasta que se estabilice la situación política en el sur. Algunos analistas sostienen que Mauritania y Níger, los vecinos más importantes de Malí, no podrán aportar más que unos pocos cientos de soldados a una fuerza de la UA, mientras que otros, en especial Argelia y Nigeria, tendrán problemas políticos para actuar.
La posibilidad de que soldados estadounidenses o de otro país occidental vayan a Malí también es lejana. «El problema son los combatientes extranjeros», dijo el jueves Rudolph Atallah, exintegrante de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y ahora miembro del Consejo Atlántico, un grupo de estudio con sede en Washington. «Si se analizan las cartas de Osama bin Laden, se ve como pide a los combatientes que se concentren en objetivos occidentales. Si Estados Unidos aparece como tal en el terreno, les dará una raison d'être», explicó.
Pero hay analistas que sostienen que se está exagerando la conexión islamista en Malí. «Mucha gente apoya a Ansar Dine no por su ideología, sino porque fue capaz de darles más que otras organizaciones, desde el punto de vista material y en términos de seguridad», dice Anouar Boukhars, del Carnegie Endowment for International Peace. «La existencia de varios grupos islamihomas Boni Yayi, pidiera al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, que respaldara una intervención africana en ese país.
Francia, expotencia colonial de Malí y países vecinos, apoyó el martes 29 de mayo la medida. El presidente François Hollande declaró que su gobierno aplaudiría la decisión del Consejo de Seguridad de asistir en el desarrollo de la situación.
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) parece haber dado marcha atrás respecto de las advertencias iniciales de una intervención militar tras aceptar el 21 de mayo a un presidente de transición.
Pero el anuncio de un estado islámico claramente atemorizó a la organización. El presidente de la Comisión de la Cedeao, Kadré Désiré Ouédraogo, demostró «incomprensión» y condenó duramente la «iniciativa oportunista». La declaración también alerta que la Cedeao «nunca comprometerá la integridad territorial de Malí», y subraya su «determinación de tomar todas las medidas necesarias para evitar que se instale el caos en el norte». Cedeao dice tener 3.000 soldados listos para ser desplegados en Malí.