Fin a unas maratonianas negociaciones que comenzaron en 2007. Han votado a favor del acuerdo 564 eurodiputados, 100 lo han hecho en contra y 16 se han abstenido. El acuerdo abarca a seis países de América Central (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá). Ahora los Parlamentos de esos países deberán ratificarlo, antes de que entre en vigor.
El acuerdo mantiene una cláusula de Derechos Humanos que permitiría suspender el pacto en caso de que una de las partes no lo respetase. El acuerdo implica compromisos mutuos en tres áreas: diálogo político, cooperación y comercio.
En materia comercial, habilita el ingreso recíproco sin aranceles de productos agrícolas -café, frutas, vegetales y carnes-, textiles e industriales, inversiones en servicios como finanzas, comunicaciones y transporte, y compras gubernamentales, entre otros.
En cooperación, está previsto promover la asistencia técnica y el intercambio en el uso de energías limpias, minería, turismo, pesca, transporte, desarrollo sostenible y ambiente. La porción más significativa está relacionada con temas medioambientales donde se prevé colaborar en la prevención de desastres naturales y cambio climático, dos aspectos clave para el istmo.
En relación al diálogo político, se propone impulsar intereses comunes en el Estado de derecho, la buena gobernanza, la democracia, los derechos humanos, la equidad de género, los derechos de los pueblos indígenas, la reducción de la pobreza y las migraciones.
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