BAMAKO, (IPS) - Mientras los rebeldes tuareg declaraban la independencia del norte de Malí, grupos islamistas que también tomaron el control de gran parte de la zona anunciaron la imposición de la shariá o ley islámica.
Los tuaregs y los grupos islámicos que operan juntos, lograron ocupar Gao, Kidal y Timbuktú, las tres ciudades más importantes en el norte, pero comienzan a surgir diferencias dentro de esta alianza.
Ha habido informes de violaciones y saqueos en Gao, mientras que en Timbuktú la facción islamista Ansar Dine anunció la imposición estricta de las normas musulmanas.
Los acontecimientos se precipitan en el norte del país mientras, en la capital Bamako, los militares que dieron un golpe de Estado el 21 de marzo continúan considerando su respuesta al ultimátum dado por la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Ecowas, por sus siglas en inglés) para que abandonen el poder.
«Los rebeldes han dicho por la radio que no harían daño a la población civil, pero han pedido a las mujeres que usen velo cuando salgan» de sus casas, señala Badji Maïga, residente en Timbuktú. «También han exhortado a la población a que los reciban, y han alertado de que arrestarán a aquellos que sean sorprendidos cometiendo saqueos».
El semanario La Nouvelle République, de Bamako, informa de que el fundador de Ansar Dine, Iyad Ag Ghali, explicó las intenciones del grupo por las ondas de Radio Boctou, de Timbuktú. «Las desgracias se deben a la falta de fe del pueblo en Dios, y a que ha abandonado las prácticas de la shariá, cambiando nuestro estilo de vida para vivir bajo la influencia de los blancos», afirmó el líder islamista. «Por esta razón hay miseria, libertinaje y otros males en nuestra sociedad», agregó.
Ag Ghali jugó un destacado papel en una rebelión en los años 90. Según Mamane Cissé, originario de Timbuktú pero radicado en Bamako, el grupo islamista tomó el control de la base militar de la ciudad, que defendían las milicias locales, y colocó dos banderas: la nacional de Malí y la del grupo radical islámico, con las palabras «Allahu Akbar» (»Dios es grande», en árabe).
El Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), del pueblo tuareg, fue el principal actor en la conquista del norte, pero la toma de Timbuktú confirmó la creciente influencia en la campaña de grupos islamistas como Ansar Dine y Al Qaeda en el Magreb islámico. «La gente vio a muchos extranjeros entre los islamistas, incluyendo a nigerianos, mauritanos y argelinos», dice Cissé.
El objetivo del MNLA es la independencia del norte, pero Ansar Dine prefiere preservar la actual conformación territorial del país y convertirlo en una república islámica. En su edición del martes 3, el periódico Le Républicain informó de que Ag Ghali, en un ardid publicitario, visitó un hospital de Timbuktú para saludar a enfermos y donar medicamentos. «Poco después de su visita envió sus tropas a la ciudad para exigirles a las mujeres que usaran velo», indicó el diario.
Esta campaña islamista preocupa especialmente a las mujeres. «No quiero vivir en un país donde estén controladas las vestimentas y la forma de peinarse», dijo Kadiatou Samaké, dueña de una peluquería en Bamako. «Tengo miedo de que los islamistas extiendan su influencia en Malí. Las mujeres sufrirán si esto ocurre».
Pero, por el momento, los radicales musulmanes todavía no han usado la fuerza para hacer cumplir sus leyes en el norte, según fuentes de Timbuktú. Los grupos islamistas dicen que han llegado para predicar el Islam y no para atacar a la población ni sus propiedades. Pero, según Cissé, los radicales castigaron públicamente a cuatro jóvenes atrapados saboteando equipos de la compañía nacional de electricidad.
En otras ciudades bajo control rebelde, ha habido abusos a mujeres. «En Gao, hubo mujeres que fueron violadas en público», aseguró Al Mahdi Cissé, miembro de un colectivo que organizó una manifestación en Bamako el martes en apoyo a las poblaciones del norte.
Por su parte, el presidente la Comisión Nacional por los Derechos Humanos en Malí, Kadiatou Sangaré, condenó los abusos en el norte del país. «Varias mujeres fueron violadas en Gao, y otras fueron secuestradas», nos dijo.
Los residentes de esa ciudad también sufren una crisis alimentaria, según Alassane Touré, un residente con el que pudimos hablar por teléfono el pasado jueves. «Ya no se puede comprar comida aquí. Los rebeldes destruyeron los comercios y los almacenes, y saquearon las estaciones expendedoras de combustible».