Los suizos están un poco cansados de dar tantas facilidades a los ricos de fuera para que se apunten como residentes en el país. Se trata de una especie de tarifa plana fiscal que se aplica a los extranjeros que, sin embargo, deben cumplir algunas condiciones. Por ejemplo no ejercer ningún empleo en la Confederación Helvética. Ricos, sí, pero sin quitar puestos de trabajo.
El impuesto se calcula en función de los gastos del contribuyente y no sobre su fortuna o ingresos.
En total en Suiza son residentes unos 5.000 multimillonarios que no han nacido en el país y viven poco allí, lo justo para hacer algunos gastos. Pero los suizos cada vez están menos de acuerdo con que vecinos como el cantante británico Phil Collins, el piloto de fórmula 1 alemán Michael Schumacher, o el piloto español Fernando Alonso paguen menos impuestos que ellos.
Aunque la cifra no es desdeñable, en total la Hacienda suiza se embolsa unos 556 millones de euros al año de los ricos residentes.
Suiza es lo más parecido a una democracia directa que hay en el mundo, los ciudadanos son consultados para cualquier cambio en una ley y pueden impugnar unas medidas que hayan sido votadas en el Parlamento. Se va a las urnas unas 4 o 5 veces al año.
Este domingo lo han hecho, además de para subir los impuestos a los extranjeros, para decidir si se aumenta el mínimo de vacaciones pagadas anuales. En la actualidad es de cuatro semanas y el principal sindicato planteaba aumentarlas a seis semanas. Parece que los trabajadores suizos están muy estresados y eso les crea problemas de salud. Pues bien, un 67 por ciento de los ciudadanos ha rechazado la propuesta.
La principal asociación de empresarios ha mostrado su satisfacción. «El 'no' a la iniciativa ha sido un 'sí' al mantenimiento de la competitividad de las compañías suizas y al trabajo seguro» , ha dicho en un comunicado.