Los organizadores aseguran que han seleccionado una muestra de robots que no son juguetes, son lo último en lo que los investigadores trabajan de verdad para desarrollar inteligencia artificial. «Queremos que la gente tenga las respuestas sobre los robots», dice Heather Mayfield, de la dirección del museo de la Ciencia.
Y allí están 20 amasijos de cables y chips para que exploremos una nueva cultura. Los científicos estudian el fondo y la forma de estos cachivaches que alguna vez serán del todo útiles y que ya son capaces de asombrar.
Por ejemplo, Concept es una máquina con cara de muñeco, creado para estudiar cómo reacciona la gente ante el rostro de un robot. Él cambia de expresión según la nuestra. O iCub, pensado para entender más sobre el cerebro humano. Es italiano y con sus juegos nos enseña cómo interactúa con el mundo un robot.
Algunos investigadores creen que la apariencia del robot es importante para el acercamiento al hombre y trabajan sobre las formas con Nao, un robot francés que pasa por ser el guapo de la exposición. Uno de sus creadores, Julien Gorries, dice que «es importante que los robots sean bonitos», para así acercarnos más a ellos y así aprender con ellos y de ellos.
Otros científicos han buscado hacer un robot lo más parecido al hombre por dentro. «Intentamos simular mecanismos internos del ser humano y que el robot se mueva e interactúe como nosotros», dice Rob Knightsobre su máquina Eccerobot, que tiene huesos, músculos y articulaciones similares a las de los humanos.
Así hasta 20 robots para enseñarnos todo un mundo que se está descubriendo a sí mismo. Hasta el 4 de diciembre en Londres.