Tareas repetitivas, espacios minúsculos o lesiones lumbares por permanecer durante horas en posiciones poco confortables, dejarán de ser las quejas de los operarios del sector aeronáutico. El proyecto VALERI, financiado por la UE, incorporará robots a las instalaciones industriales para que realicen las tareas más incómodas. Siete empresas de España, Alemania y Austria, incluida la empresa Airbus, están construyendo un prototipo de laboratorio, que tienen previsto someter a ensayo en una fábrica a lo largo de 2014-2015. Las empresas españolas son: Airbus España, IDPSA y Prodintec.
«Si logramos resolver los complicadísimos obstáculos técnicos que impiden la utilización generalizada de robots en la producción, podremos liberar a las personas para que trabajen en las tareas de mayor valor añadido», explica José Sáenz, coordinador del proyecto e ingeniero en el Instituto Fraunhofer de explotación industrial y automatización.
Sería una situación semejante a la de los fabricantes de automóviles, que llevan utilizando desde hace años robots fijos para construir sus productos con el fin de conceder mayor valor a los conocimientos técnicos humanos, aunque la construcción de aeronaves presenta otras características que dificultan el uso de la robótica. Por ello, los investigadores están trabajando en «manipuladores móviles» que puedan acceder a espacios reducidos y trabajar en tareas similares en emplazamientos múltiples.
Un trabajo complejo pero seguro y de calidad
Los robots no solo tendrán que efectuar tareas de alta precisión, sino que deberán hacerlo mientras se desplazan entre seres humanos. Hasta ahora, robots y humanos estaban separados durante la producción.
«Tenemos que asegurarnos de que contamos con la tecnología necesaria para hacer posible la colaboración», afirma José Sáenz.
Un obstáculo clave a superar es la programación compleja exigida por el hecho de que los robots no serán estáticos ni realizarán tareas idénticas en secuencia repetitiva.
Esta programación compleja será favorecida por sensores táctiles y la visión artificial, que a su vez, inmovilizará al robot en caso de peligro.
El énfasis está claramente en la seguridad, tanto para las personas que trabajan al lado de los robots, sino también con respecto a la baja tolerancia de la industria para el error.
«Los resultados han de ser tan buenos o incluso mejores que los obtenidos por los seres humanos», añade José Sáenz.
Los robots repasarán lo que han hecho con una cámara para examinar los resultados obtenidos, comprobando que todo se ha llevado a cabo con el estándar necesario.
Protección de las personas
Las mejoras que ofrece este proyecto VALERI (Validation of Advanced, Collaborative Robotics for Industrial Applications por sus siglas en inglés), son visibles. Aparte de valorar el conocimiento de las personas y dar rienda suelta a la innovación, se puede evitar lesiones por movimientos repetitivos y los problemas de espalda que dan lugar a bajas por enfermedad o incluso a la jubilación anticipada.
Se podrá proteger a los trabajadores de mayor edad, poseedores de valiosos conocimientos técnicos, encomendando a las máquinas las tareas que necesiten un mayor esfuerzo físico.
El coste de producción podrá seguir siendo competitivo, pues la fabricación no se externalizará a mercados más baratos.
La cuestión es la habitual cuando hablamos de compaginar tareas humanas con las que realizarán las máquinas. La gran guerra del hombre contra la máquina: ¿dónde quedará el capital humano?
Las potenciales consecuencias que traería VALERI también son evidentes, y más en épocas de crisis donde el desempleo es insoportable.
«Nadie va a perder su puesto de trabajo de repente», destaca José Sáenz. Muy al contrario, gracias a los robots las personas podrán trabajar durante más tiempo. «La experiencia y los conocimientos técnicos podrán valorarse más», añade.
Los empleados trabajarán durante más tiempo, pero serán menos los que entren en la empresa al haber menos tarea que realizar, y la tasa de renovación de los trabajadores será también menor.
El proyecto se encuentra todavía en fase de laboratorio, pero, si se obtienen los resultados previstos, se irán introduciendo los robots de modo gradual.
El proyecto recibe aportaciones directas de las fábricas de Airbus y de la empresa austriaca FACC (dos de los socios del proyecto), ya que son los interesados quienes indican las tareas que quieren que realicen los robots con los que trabajarán.
«Queremos fabricar unos robots que trabajen junto a los seres humanos, que hagan lo que estos no quieren hacer y les permitan dedicarse a labores más intelectuales.».
Por el momento, la Comisión Europea ha invertido 3,7 millones de euros en VALERI dentro del partenariado «Fábricas del Futuro».
Desde la institución, Neelie Kroes, responsable de la Agenda Digital, ha declarado que se está apostando por la unión de empresas industriales y centros de investigación punteros «a fin de lograr una producción más eficaz y sostenible. Las nuevas tecnologías no solo aumentan la competitividad de Europa en la escena mundial, sino que también permiten a las personas desarrollar nuevas capacidades para obtener mejores puestos de trabajo».