La memoria es un proceso cognitivo íntimamente relacionado con el lenguaje. Una de las tareas fundamentales que desempeña el cerebro al desarrollar una actividad lingüística, por ejemplo mantener una conversación, es el procesamiento semántico.
Al desarrollar esta tarea, el cerebro compara las palabras que escucha con las que ya conoce para reconocerlas y desentrañar su significado. Este procesamiento semántico es una tarea fundamental para poder almacenar recuerdos en nuestro cerebro, ayudándonos a reconocer palabras, memorizar nombres y episodios en nuestra mente. Aunque, como todo el mundo sabe, éste no es un proceso que funcione perfectamente el 100 % de las veces. Una falta de precisión que en ocasiones provoca la creación de recuerdos falsos.
Dos estudios publicados recientemente por el investigador del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) Kepa Paz-Alonso en las revistas científicas Journal of International Neuropsychological Society y Schizophrenia Research han demostrado que el procesamiento semántico ligado al posterior reconocimiento de dichas palabras por parte de niños, así como de persona adultas con esquizofrenia es menos eficiente que el que se produce en el cerebro regular de un adulto. Pero además, ambas investigaciones han probado que los niños son menos proclives a generar este tipo de recuerdos falsos en sus cerebros y algo similar ocurre con los pacientes con esquizofrenia.
Una de las razones para este fenómeno es que los niños no tienen tan automatizado y desarrollado como los adultos el procesamiento semántico. Es decir, el cerebro de los adultos, a fuerza de repetir conexiones entre diversas regiones del cerebro relacionadas con la memoria, ha mecanizado el proceso de relacionar la información nueva de manera semántica para su almacenaje. No obstante, según prueban las investigaciones de Paz-Alonso, este proceso es más proclive a generar memorias falsas en el cerebro de los adultos que en el cerebro de los niños.
Según afirma el propio Paz-Alonso, «en realidad, los mismos procesos que producen estas «falsas memorias» en personas adultas sanas son también responsables de su mejor memoria. Más que un defecto de la memoria, este efecto es una muestra del precio que en ocasiones debemos pagar por las bondades de nuestra memoria; las dos caras de una misma moneda, cuyo estudio nos permite entender mejor como funciona nuestra memoria y los mecanismos cerebrales que la sustentan.»
En el caso del estudio de los niños, Paz-Alonso probó con técnicas de resonancia magnética funcional la capacidad de memoria de un grupo de entre 8-9 años y un grupo de adultos. En el caso del grupo de personas con esquizofrenia, éstos fueron comparados con adultos sin trastornos psiquiátricos, utilizando materiales similares al del estudio con niños, aunque se emplearon técnicas conductuales y no se empleó el escáner.