Los 11 distritos de este pequeño país, encajado entre Suiza y Austria, y con 36.000 habitantes, han rechazado la propuesta inicial, que proponía retirar el poder de veto a la monarquía. El comité ciudadano que promovió la consulta popular bajo el lema «Sí, para que tu voto cuente», se ha mostrado decepcionado por el resultado. En un comunicado señalan que «teníamos esperanza de que este derecho democrático fundamental fuera aprobado por la mayoría» y agregan que «sin embargo es un pequeño paso adelante en el fortalecimiento del derecho constitucional de nuestro país».
Las redes sociales se han hecho eco del triunfo de los opositores. En la página de Facebook «Für Gott und Vaterland Fürst» (Por Dios, el príncipe y el país» han comentado con euforia su victoria. Ya en 2003 hubo un referendo parecido, pero no prosperó. El año pasado el príncipe Alois, de 43 años, padre de cuatro hijos, advirtió que utilizaría su derecho de veto si el gobierno legalizaba el aborto.
El príncipe heredero y su padre, Hans-Adam, han sido recibidos con aplausos en Vaduz, cuando han agradecido el apoyo de los votantes. En marzo, Alois de Liechtenstein dijo que si se retiraba el derecho de veto peligraba la estabilidad y la prosperidad de un principado fundado en 1699. Hoy una mujer de 60 años, explicaba en la calle que «la propuesta era espantosa. Si no tuvieramos príncipe, nuestro país estaría peor», una opinión que comparten la mayoría de los ciudadanos.
Liechtenstein, un paraíso fiscal, es uno de los países más ricos del mundo- con una renta per cápita de 141.000 dólares anuales- , aunque debido a la crisis económica de la zona euro, ha tenido que recurrir a una mayor transparencia y adaptar su atractivo financiero. Para muchos ciudadanos los príncipes son los han permitido convertir un país rural en un centro económico mundial.