La nueva legislatura del Parlamento Europeo comenzó el 1 de julio con 751 eurodiputados de toda la Unión Europea. Alrededor de la mitad de los eurodiputados elegidos en las elecciones de mayo ocupan por primera vez escaño en la Eurocámara. Después de seis meses de trabajo les preguntamos sus impresiones.
Brian Hayes, eurodiputado popular irlandés, asegura que «hay una sensación clara de que con un nuevo Parlamento y una nueva Comisión es posible un nuevo comienzo». Hayes considera que «el mayor problema al que nos enfrentamos es explicar constantemente a los ciudadanos en un lenguaje claro lo que aporta el Parlamento». Y explica que «la industria, los sindicados y las organizaciones no gubernamentales entienden por completo los nuevos poderes del Parlamento», y se pregunta: «¿Podemos decir de verdad que los ciudadanos lo entienden?» El político irlandés añade que «en tanto que su voz en el Parlamento, tenemos que lograr transmitir el mensaje a la calle».
La socialista italiana Mercedes Bresso señala que «en esta legislatura, las instituciones europeas tendrán que recuperar la confianza de los ciudadanos europeos». Advierte la eurodiputada que «existe un riesgo real de fracasar y eso significaría el final de la integración Europea». Bresso asegura que seguirá trabajando para evitarlo y que, por tanto, cree que «debemos dar más poder a las autoridades regionales y locales porque es el camino hacia más democracia y protección para cada ciudadano europeo».
Potencial para cambiar la vida de la gente
El británico Ian Duncan, del grupo de conservadores y reformistas, afirma que «el Parlamento tiene el potencial para cambiar de verdad la vida de la gente». Pero lamenta que «en demasiadas ocasiones sea introspectivo y esté descentrado». Duncan indica que desea «mejorar el trabajo de la Unión Europea centrándose en proyectos como una unión energética y reducir la burocracia para las pequeñas empresas». Y apostilla: «Con la zona euro columpiándose al filo de una nueva recesión, el Parlamento debe recordar que existe: para mejorar la vida de todos los ciudadanos».
Morten Helveg Petersen, eurodiputado liberal danés, confiesa que sus primeros meses «han sido confusos, apasionantes y muy interesantes». Recuerda que los «problemas prácticos» de los primeros días, problemas como encontrar su despacho, tener acceso a la red de wi-fi y «firmar 117 formularios burocráticos diferentes». Y continúa: «Ahora tenemos grandes debates sobre seguridad del suministro de energía, el presupuesto y el clima». Este político danés explica que «las cosas están tomando velocidad y hay más trabajo legislativo en los órdenes del día». Y concluye: «Es lo que estoy deseando porque, es al fin y al cabo, para lo que nos han elegido».
Amplificar la voz de los ciudadanos
La española Teresa Rodríguez-Rubio, del grupo de Izquierda Unitaria, detalla que, para ella, «ha sido sorprendente la peligrosa presencia de los grandes lobbies empresariales, la presión que ejercen y el peso que tienen cuando se trata de decisiones que afectan a sus intereses, por ejemplo en lo relativo al mercado europeo de carbono (ETS), la Directiva de Calidad de Combustibles, o el TTIP». Y puntualiza: «También he descubierto las grandes posibilidades que hay, tomando las iniciativas adecuadas y trabajando inteligentemente, para amplificar desde aquí la voz de la ciudadanía y los movimientos sociales en su búsqueda de justicia social».
La eurodiputada verde alemana Terry Reintke explica que sus «primeros meses de eurodiputada han sido un desafío apasionante». Admite que «al principio, fue bastante difícil encontrar mi nuevo papel pero, con el apoyo de grandes colegas, he logrado dar mis primeros pasos». Reintke anuncia que el año que viene se dedicará a «cuestiones de inclusión de comunidades marginadas y apoyo a la mujer en la era digital». Y asegura que está deseando afrontar los debates y el trabajo de los próximos años.
Kristina Winberg, eurodiputada sueca del grupo de la Libertad y la Democracia Directa, bromea al señalar que ha «empezado a conocer los pasillos» para ir a las reuniones de las comisiones y las delegaciones. «Me dijeron que tardaría al menos un año antes de sentir que lo controlo todo, y creo que es verdad», admite. «Mis primeros cinco meses han sido fantásticos y muy interesantes, y me han permitido ver cómo funcionan las cosas aquí», indica antes de concluir: «Al ser una mujer apegada a la realidad, espero de verdad ser capaz de marcar la diferencia».