Va camino de cumplir un cuarto de siglo desde que en 1987 el programa Eramus viera la luz y se convirtiera en uno de los mayores atractivos de la vida universitaria europea. Su origen es francés (nació por iniciativa de la asociación estudiantil Aegee Europe, fundada por Franck Biancheri, presidente del partido transeuropeo Newropeans), fue promovido por el Comisario europeo de Educación de la Comisión Delors, Manuel Marín, y contó con el especial apoyo de los presidentes de la la República Francesa, François Mitterrand, y del Gobierno de España, Felipe González, por aquel entonces.
Orientado a la enseñanza superior, tal y como rezan sus principios, el programa Erasmus «tiene como objetivo mejorar la calidad y fortalecer la dimensión europea de la enseñanza superior fomentando la cooperación transnacional entre universidades, estimulando la movilidad en Europa y mejorando la transparencia y el pleno reconocimiento académico de los estudios y cualificaciones en toda la Unión». Le debe su nombre al humanista y filósofo Erasmo de Rotterdam y es para muchos universitarios la ocasión de vivir por primera vez en un país extranjero. Por esta razón se ha convertido en un fenómeno social y cultural sin precedentes, que fomenta también el sentido de comunidad entre estudiantes de diversos países durante una época de aprendizaje y de fomento de la vida social, sobre todo en las famosas fiestas Erasmus, que se celebran en las ciudades anfitrionas. El pasado curso casi 200.000 estudiantes viajaron a otro país europeo para proseguir sus estudios o hacer prácticas en empresas, siendo España, Francia y Alemania, por este orden, los destinos preferidos. En 2004, Erasmus fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional por ser uno de los programas de intercambio cultural más importantes de la Historia.
«Sabemos que hemos abierto camino para futuros estudiantes»
Los países de la Unión Europea, como de los tres que pertenecen al Espacio Económico Europeo (Islandia, Liechtenstein y Noruega), además de Suiza y Turquía, forman el conglomerado Erasmus y tienen desde hace poco una nueva rival para atraer estudiantes: Croacia.
Con su incorporación a la UE en ciernes y a esperas de superar algún que otro conflicto interno, más de carácter social que económico, Croacia ya ha sido incorporada como destino Erasmus para los estudiantes de las universidades europeas. Y dos españoles han sido los primeros universitarios nacionales en probar el país de los Balcanes como destino estudiantil y social. Se llaman Fausto Aguilera, de 21 años, y José Laorden, de 23.
La razón por la cual eligieron Croacia es bien distinta en ambos casos. Mientras que para Fausto, de Toledo y estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid, «Croacia fue la última opción que tuve para poder irme de Erasmus porque había bastante competencia. Alguien rechazó la plaza en la reserva y yo la cogí», para Jose, de la población madrileña de Torrelodones y estudiante de Administración y Dirección de Empresas (ADE), el destino siempre le pareció bastante interesante, «me pareció algo nuevo, no quería encontrar una gran multitud de estudiantes españoles y me parecía atractivo ir a un país con una historia tan reciente». Eso sí, después de la experiencia, los dos han quedado encantados.
Jose tanteó la posibilidad de ir a Bruselas o Graz (Austria),«puse a Zagreb en 4º lugar, no contaba con ello, y cuando me dieron la plaza me sorprendí. Me puse a investigar y me pareció una idea estupenda». Es consciente de que forma, junto a Fausto, la primera remesa de universitarios españoles que hacen este programa allí. «Sabemos que hemos abierto muchos caminos para futuros estudiantes, sobre todo, en temas burocráticos y administrativos, donde son extremadamente lentos. Se agradece juntarse más con gente croata y de otras partes del mundo, aprendes más», confiesa. Fausto prefirió ir a Suecia o Praga, pero al saber su destino, «la coordinadora me dijo que era un nuevo proyecto de Erasmus y que éramos los primeros que íbamos. Me animó». Ha sido para él «la mejor experiencia de mi vida. Llegué con miedo y ahora he vuelto triste porque de verdad estaba disfrutando de la experiencia. Además el idioma no ha sido un impedimento. Pese a que me exigían inglés, al final no había clases en inglés. Como no sé croata no iba a clase. Aprobé las asignaturas a través de tutorías y trabajando en casa en inglés. En cuanto al croata, me ofrecieron un curso, no lo acepté y al final me arrepentí».
«Los croatas son gente abierta, a diferencia de lo que uno puede pensar»
Ambos destacan lo bien recibidos que han sido. «La gente local es muy abierta, a diferencia de lo que se piensa antes de venir y hemos tenido la oportunidad de conocer bien las costumbres y lugares increíbles». El coste de vida en Croacia es menor que en España y es perfecto para un estudiante Erasmus.«Es un país barato, nos permite ahorrar en ciertas cosas y destinar ese dinero a viajar por países bastante interesantes como Bosnia o Serbia, así como toda la costa croata que es impresionante». A diferencia de Fausto, Jose sí que se animó a aprender croata en la universidad y a realizar intercambio de español por croata con gente local.
En cuanto a las diferencias entre el modo de vida de España y Croacia, ni Jose ni Fausto han observado mucha diferencia. Los croatas son abiertos aunque quizás «un poco más reservados. Es un modo de vida muy tranquilo y tradicional», apunta Jose, a lo que añade, «tengo que decir que me vine con el cliché de que es un país de la antigua Yugoslavia con gente fría y te encuentras con gente muy abierta y con unas posibilidades de crecimiento impresionantes.Yo pensaba que me adaptaría más difícilmente pero no ha sido as»í, recalca Fausto.
Pese a la buena impresión de los dos estudiantes respecto al estilo de vida, el carácter y la belleza del país, tanto Fausto como Jose ven con recelo la situación económica y social que vive Croacia desde el punto de vista de su futura entrada a la UE.«Económicamente lo veo difícil. Según he visto y he oído hay demasiada corrupción, problemas económicos graves y muchos monopolios que no ayudan a la economía del país. Los sueldos son bajos en comparación con el precio que tienen productos básicos, como ropa o comida. Socialmente creo que sí están al nivel europeo, al menos en Zagreb. Hay algunos problemas de nacionalismos todavía después de lo que pasó en la guerra y en la administración todavía hay resquicios socialistas. Todo es muy lento», opina Fausto con cierta tristeza y añade,«yo por ejemplo, no pude conseguir un permiso de residencia para más de 90 días porque me mandaban de un sitio a otro y nadie lo hizo. Todavía no está del todo modernizada».
La falta de infraestructuras, la corrupción y la falta de libertades, los principales problemas
Para Jose, falta infraestructura y modernización. «Me llamó la atención que en las estaciones de trenes grandes no hayan ni máquinas expendedoras para imprimir los billetes», dice sorprendido. Para él, tanto la gente joven como la más mayor no tienen mucho espíritu para cambiar las cosas, «observé a los jóvenes relajados con lo que esta pasando en el país y la gente mayor, por su parte, más reticente a entrar en la UE. Tienen miedo de cambiar su modelo de vida y de tener que modificar muchas cosas». Aunque para ambos la corrupción es el gran problema que existe cara a la incorporación del país a la Unión
El antiguo conflicto que enfrentó a croatas y serbios sigue respirándose en la calle. Fausto, que ha viajado por varios países balcánicos aprovechando su estancia Erasmus, así nos lo cuenta:«se nota que hay ciertos resquemor u odio a los serbios. La gente joven tiene otra mentalidad pero todavía las relaciones no son buenas. Sin embargo, los problemas son mayores en Bosnia. También me ha llamado la atención que los serbios son más reacios a hablar de la guerra, mientras que bosnios y croatas quieren contar su experiencia y dar a conocer lo que vivieron».
Para Jose, «la gente no olvida y lo cuenta abiertamente». Además explica que el respeto a los derechos fundamentales, algo indiscutible para entrar en la Unión"Europea, sigue siendo una asignatura pendiente.«Según filtraciones de Wikileaks, pudimos ver que muchas libertades están siendo bloquedas».
Pese a todo, la experiencia ha sido grata para ambos y pueden presumir de haber sido los primeros Eramus españoles en probar esta estancia en un país como Croacia, hace años, tan lejano para los españoles y, por extensión, para el resto de la Unión.
De cara a su modernización e integración europea, la inclusión de Croacia es un elemento importante para fomentar la cohesión y el conocimiento de la Unión Europea entre la población joven, objetivo clave de este programa universitario. Gracias a esta experiencia, y al igual que han hecho Fausto y Jose, muchos universitarios españoles podrán crear lazos de amistad transfronterizos con Croacia.