Los polémicos esfuerzos nucleares de India

La memoria es débil. En marzo se cumplirán dos años del accidente nuclear de Fukushima y parece haberse olvidado. El Foro Nuclear español, señala la «excelente operación del parque nuclear» y que en la actualidad un tercio de la electricidad de la Unión Europea tiene ese origen. Además, otros países de otros continentes, como China, India u Oriente Próximo, apuestan firmemente por esa energía para garantizar el abastecimiento eléctrico en escenarios de fuerte crecimiento. Sin embargo los ciudadanos no olvidan tan fácilmente.

Muchas personas sentadas en el suelo
Protesta contra la planta se Koodankulam (India)/ Foto: K. S. Harikrishnan/ IPS

La memoria es débil. En marzo se cumplirán dos años del accidente nuclear de Fukushima en Japón, y los gobiernos y las compañías energéticas mundiales lo han olvidado. El Foro Nuclear español, señala la «excelente operación del parque nuclear» y que en la actualidad un tercio de la electricidad de la Unión Europea es de origen nuclear. Además, de que otros países de otros continentes, como China, India u Oriente Próximo, apuestan firmemente por la energía nuclear para garantizar el abastecimiento eléctrico en escenarios de fuerte crecimiento. Sin embargo los ciudadanos no olvidan tan fácilmente.

NUEVA DELHI, (IPS) - Cuando India ingresó a la industria mundial de la energía nuclear hace cinco años, muchos creyeron que este país encontraría rápidamente el camino para poner fin a su dependencia del cobre y de otros combustibles fósiles. Después de todo, India ya tenía en marcha 19 reactores atómicos que generaban unos 4.000 megavatios de energía, a pesar de que esa actividad desafiaba un embargo internacional, encabezado por Estados Unidos que se impuso después de que Nueva Delhi realizara un ensayo nuclear en 1974.

La negativa de India a firmar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), suscrito por 189 países desde 1968, contribuyó también a su aislamiento. Se necesitó una exención especial del Grupo de Proveedores Nucleares, que estaba compuesto por 47 miembros, para que Nueva Delhi pudiera participar del comercio nuclear internacional.

Con el levantamiento de los embargos, el gobierno indio proyectó una serie de «parques nucleares» a lo largo de su costa peninsular que serán construidos por inversores extranjeros, añadiendo 40 gigavatios de energía adicional para 2020.

El gobierno va adelante con el proyecto a pesar de la resistencia de agricultores y pescadores, que temen que se vea amenazado su sustento y forma de vida, y del hecho de que la zona es vulnerable a los movimientos sísmicos y de un recurso legal contra los planes nucleares presentado por intelectuales ante la Corte Suprema.

«Había pocas dudas de que el plan de construir numerosas plantas atómicas a lo largo de la costa tendría problemas», señala el científico M.V. Ramana, del Programa sobre Ciencia y Seguridad Global de la Universidad de Princeton.

«Debido a los crecientes conflictos sobre los recursos naturales, la oposición a los nuevos sitios nucleares solo se intensificarán en el futuro. La escasez de agua, por ejemplo, se hará cada vez más severa a lo largo del año», nos dice Ramana en una entrevista por correo electrónico. «Los pescadores ya están viendo su sustento amenazado por diversos problemas. Los efluentes de las plantas industriales y de energía que llegan al mar es uno de ellos».

Intensas protestas se llevan a cabo en Jaitapur, en el estado occidental de Maharashtra, donde la empresa francesa Areva SA construye un parque nuclear con capacidad de generar 9.900 megavatios, y también en Koodankulam, en el sureño estado de Tamil Nadu, donde se está terminando la construcción de una planta atómica rusa.

Ramana señala el problema que planteó el desplazamiento de personas. «El tratamiento a los afectados por las instalaciones nucleares no ha sido nada satisfactorio», afirma. «Para comenzar, los planificadores deben darse cuenta de que el país tiene que elegir entre sus ambiciones y la democracia». «Las intensas y prolongadas protestas en Koodankulam y Jaitapur son una señal de que no han podido hacerse oír de otra manera», indica.

Vinod Kumar Gaur, uno de los principales sismólogos del país y profesor en el prestigioso Instituto Indio de Astrofísica, en la sureña ciudad de Bangalore, señala que los estudios de riesgo en Jaitapur estaban terriblemente equivocados.

Según Gaur, es significativo que el emplazamiento del complejo nuclear de Jaitapur, que será el mayor del mundo, se encuentra a solo 110 kilómetros de la represa de Koyna, que sufrió graves grietas tras ser afectada en 1967 por un terremoto de magnitud 6,4 en la escala Richter. Es también importante señalar, dice Gaur, que en el año 1524, un gran tsunami impactó en la costa occidental de India, a 100 kilómetros al norte de Jaitapur. La posibilidad de que se produzca otro no ha sido contemplada en los actuales estudios.

Gaur explica que «la confirmación o refutación a través de investigaciones científicas es clave para determinar la seguridad sísmica de la planta de Jaitapur, y el último terremoto en Japón demostró que es relevante considerar todas las posibilidades cuando se trata de diseñar una planta de energía nuclear». «Igualmente importante», sostiene, es que «los resultados de las investigaciones científicas sean divulgados, para así disipar los temores que tiene la gente».

Ramana dice que es el momento de que el hermético Departamento de Energía Atómica participe en un honesto y transparente debate sobre sus planes, en particular con las personas que viven cerca de los sitios elegidos para los proyectos. El Departamento del gobierno «tiene que abandonar posiciones científicamente indefendibles, como sus afirmaciones de que sus reactores son '100 por cien' seguros y de que la probabilidad de un accidente nuclear es cero», añade. «Instalar un reactor afectará al ambiente, debido a la expulsión de contaminantes radiactivos y agua caliente».

Ramana añade que, «si los residentes se niegan absolutamente a tener una planta nuclear entre ellos, se deben cancelar las plantas en construcción». El Departamento ha evitado participar en las consultas públicas que exigía el Movimiento Popular contra la Energía Nuclear, que lidera la resistencia en Koodankulam. «Realizar debates públicos se ha vuelto aun más importante después de lo de Fukushima», dijo S.P. Udayakumar, líder del Movimiento desde 1988. El accidente en esa central nuclear japonesa «ayudó a que la gente entendiera mejor los peligros», nos dice.

«Considerando que la sociedad civil ha pedido insistentemente un debate público, el primer ministro debe dar un paso y realizar consultas en todo el país sobre la relevancia de una opción energética tan peligrosa y tan cara», dice por su parte Karuna Raina, activista de Greenpeace en India.