Eso fue en 2008 desde entonces Islandia, gobernada por los socialdemócratas, ha estado sometida a medidas de austeridad entre otras cosas para devolver al FMI el préstamo que les hizo para que reflotaran.
Todo se olvida, y los islandeses quieren volver a su cómoda vida anterior. Por eso han votado a Bjarni Benediktsson, del Partido Independentista que ha obtenido 21 de los 63 escaños del Parlamento. Para tener mayoría en la cámara necesitará la ayuda de su socio de siempre, el Partido del Progreso, centrista y agrario, que ha obtenido 18 escaños. Los socialdemócratas en el poder, han quedado terceros.
Durante la campaña, Benediktsson de 43 años, ha prometido una recuperación rápida, bajar los impuestos y reducir la deuda. Para ello pretende forzar a los que les prestaron dinero para rescatar a los bancos a aceptar una quita para destinar ese dinero a los hogares. Un comentarista político ha dicho en la televisión, «Los progresistas han prometido el mundo y después algo más».
Islandia, 320.000 habitantes, se convirtió en un paraíso fiscal en la década de los 2000, sus bancos prestaban dinero a bajo interés y acumularon cuentas de británicos y holandeses a cambio de altos réditos. El PIB de Islandia subió como la espuma hasta que se deshizo de la misma manera cuando quebró Lehman Brothers.
Las hipotecas subieron, los salarios bajaron en un 30 por ciento y los islandeses se han visto obligados a trabajar muchas más horas para poder pagar sus gastos. El crecimiento económico ha pasado del 2,6 por ciento en 2011, al 1,8 por ciento en 2012 y la falta de inversiones hace prever que la desaceleración este año sea mayor,