En Libia viven unos 50 españoles y unas 40 familias hispanolibias. También un centenar de franceses, a los que su país les ha aconsejado que abandonen Libia y París estudia junto a Londres, La Haya y Berlín, si desalojan también las embajadas. La legación diplomática británica se mantiene abierta, pero «con personal reducido». Bélgica ya aconsejó dejar el país hace unos días.
La comunidad internacional, incluida la Unión Europea y la ONU, advierten de que Libia está alcanzando «una fase crítica». En un comunicado del Servicio Europeo de Acción Exterior se hace un llamamiento al alto al fuego y al fin de la violencia. Esta semana se han reunido en Bruselas representantes de la Liga Árabe, España, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Estados Unidos y la ONU para estudiar la crítica situación del país norteafricano y apoyar a las débiles instituciones libias, inmersas en una inestable transición política.
A mediados de julio, las milicias de Misrata lanzaron la operación «Fayer» (Amanecer) con el objetivo de arrebatar el aeropuerto a las brigadas de Zintán que controlan las instalaciones desde la caída del régimen de Muamar al Gadafi en 2011. Los choques en los alrededores de este punto estratégico continúan a pesar de los intentos de mediación del Gobierno interino de Abdala al Zani. La violencia coincide con una iniciativa lanzada por el Gobierno interino para intentar mediar entre las milicias de las ciudades de Zintán y de Misrata, que se enfrentan desde hace dos semanas en por el control del aeropuerto internacional. Desde que se recrudecieron los combates en la capital han muerto unas 100 personas y otras 400 están heridas.
Bengasi, la segunda ciudad del país, es escenario desde el pasado mes de mayo de choques intermitentes entre grupos armados, después de que el general retirado Jalifa Hafter, al mando de un gran número de milicianos y paramilitares, declarara la guerra a las milicias islamistas de la ciudad. Les acusa de estar detrás de la ola de asesinatos que sufre la ciudad. Las Fuerzas Especiales «Saiqa» y las milicias del «Consejo de los Revolucionarios», se unieron al levantamiento protagonizado por el general Hafter el pasado 16 de mayo. Este fin de semana han muerto 38 personas en Bengasi, que junto con la capital son las zonas más conflictivas y desaconsejables.