El Sur en desarrollo tiene una tasa media de crecimiento económico del 4,8 por ciento en los últimos 10 años, y en estos momentos le corresponde el 45 por ciento del producto interior bruto mundial (PIB).
En 2010, las economías en desarrollo y emergentes registraron un crecimiento medio del 7,3 por ciento, «lo cual es significativamente más que el de las economías del Norte», dice la administradora del PNUD, Helen Clark.
Esa tendencia a muchos países avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio (ODM), aseguró Clark en una reunión del Comité de Alto Nivel sobre la Cooperación Sur-Sur. Sin duda, ese dinamismo seguirá traduciéndose en fuertes resultados en materia de desarrollo, predijo la exprimera ministra de Nueva Zelanda (1999-2008).
El director de Políticas de Desarrollo y Análisis en el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Rob Vos, dice que la cooperación Sur-Sur es cada vez más importante, y que «se debe esperar que esto se incremente aun más en el futuro».
Destaca que China se ha convertido ya en un importante inversor en América Latina. El Banco de Exportaciones e Importaciones y el Banco Estatal de Desarrollo de China han provisto juntos más financiación a largo plazo a la región latinoamericana que el Banco Mundial y otras entidades multilaterales de desarrollo, subraya.
Además, «la financiación Sur-Sur para el desarrollo y la cooperación técnica con África está también creciendo», señala Vos. Quizá lo más importante, es que el aumento del comercio y
las inversiones Sur-Sur ayudan a ciertas regiones a mitigar algunos de los efectos adversos de la ralentización económica en los países industrializados.
En mayo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó el Mecanismo de Intercambio Sur-Sur, que entre otras cosas incluye una iniciativa por Internet para mejorar el intercambio de recursos y de experiencias entre proyectos sostenibles.
Los países en desarrollo, señala el PNUMA, han superado a las naciones industrializadas en inversiones en proyectos a gran escala en energías renovables.
Mientras, el PNUD ha firmado nuevas asociaciones con varias economías emergentes del Sur para compartir conocimientos e innovaciones.
Clark señala que la Agencia de la ONU se asoció con el Centro de Políticas Internacionales para el Crecimiento Inclusivo, con sede en Brasilia, con el objetivo de facilitar los esfuerzos para dar a conocer las experiencias latinoamericanas en subvenciones y protecciones sociales.
Además, destacó que el PNUD había creado el Centro de Políticas para el Desarrollo de Sociedades Globales, en Seúl, que participa en el Centro Internacional para la Reducción de la Pobreza, en Beijing, y que colabora en el establecimiento del Centro para el Sector Privado en el Desarrollo, en Estambul.
Mientras, que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha creado el Centro Internacional para la Cooperación Sur-Sur en Malasia. Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha establecido el Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación Profesional en América Latina y el Caribe.
Al mismo tiempo, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Unido) ha creado varios centros de cooperación Sur- Sur en Brasil, China e India y otros países de medianos ingresos.
Clark afirma que, en 2010, el PNUD organizó en Etiopía la Conferencia África-China para la Reducción de la Pobreza y el Desarrollo, con el objetivo de discutir enfoques innovadores del Sur para acelerar el crecimiento de amplia base y avanzar hacia los ODM. «La experiencia de China en sacar a cientos de millones de personas de la pobreza es de considerable interés», afirma Clark.
Destaca además que la Unidad Especial para la Cooperación Sur-Sur del PNUD se ha creado como plataforma para documentar y exponer iniciativas de éxito en países en desarrollo. «En su papel de facilitadora y coordinadora de la cooperación Sur- Sur, la Unidad Especial continúa propiciando el intercambio de experiencias y las buenas prácticas», afirma.
Vos comenta que todo esto «sin duda cambiará la geografía económica» mundial. No obstante, en África, la mayor parte del comercio y de las inversiones Sur-Sur parece perpetuar viejos patrones, admite.
Las exportaciones africanas consisten principalmente en materias primas, mientras que sus importaciones siguen siendo productos manufacturados. Además, las inversiones directas de China son fundamentalmente en industrias extractivas.
De todas formas, destacó que existe un importante apoyo de China, Brasil e India en el desarrollo de infraestructuras y en la cooperación técnica para la agricultura, la medicina y la educación
en África. «El truco para las naciones africanas sería aprovechar ese apoyo y promover una mayor diversificación de sus economías, adaptar el conocimiento y las nuevas tecnologías a las necesidades locales, y mejorar los sistemas de salud y de educación», opina Vos.
De esta forma, señaló, «la nueva geografía será un beneficio en lugar de una pesadilla pesadilla».