Todos estos acontecimientos históricos ha convertido al 9 de noviembre, en una de las fechas más significativas para este país durante el siglo XX. El 9 de noviembre de 1918, el diputado socialista Philipp Scheidemann proclamó desde un balcón del Reichstag (Parlamento) la Primera República, después de que el emperador Guillermo II abdicase tras la derrota alemana en la I Guerra Mundial (1914-1918).
El nuevo régimen se caracterizó por su inestabilidad social y económica, derivada de las fuertes reparaciones de guerra exigidas por los vencedores, la alta tasa de desempleo y los movimientos antidemocráticos que comenzaron a aflorar en toda Europa.
Cinco años después un joven Adolf Hitler, líder del todavía minoritario Partido Obrero Alemán Nacional Socialista (NSDAP) intentó derrocar al Gobierno y alcanzar el poder mediante un golpe de Estado. El 8 de noviembre Hitler proclamó la «revolución nacional», rodeado de sus correligionarios del partido nazi, en la «Burgerbraukeller» (Cervecería Popular) de Múnich, al tiempo que los emplazaba a tomar las armas. Al día siguiente Hitler junto al general Erich Ludendorff y centenares de seguidores armados marcharon por las calles de Múnich la policía consiguió frenar la intentona nazi.
Como consecuencia del intento de golpe, el NSDAP fue ilegalizado y Hitler encarcelado alrededor de un año en la prisión de Landsberg (al sur de Alemania), donde aprovechó para dictar el «Mein Kampf» («Mi Lucha»), libro considerado la base ideológica del nazismo en el que exponía sus ideas antisemitas y belicistas.
La noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, ya con Hitler en la Cancillería alemana, a la que había accedido en 1933, tuvo lugar el primer gran pogromo contra la población judía alemana, que anunció el Holocausto que tendría lugar en los años siguientes, cuando millones de judíos perecerían en los campos de exterminio nazi. Conocida como «la noche de los cristales rotos» durante esas jornadas alrededor de 30.000 judíos fueron arrestados y deportados a campos de concentración, mientras cientos de sinagogas, viviendas, negocios e incluso asilos y orfanatos judíos eran objetivo de las milicias nazis.
Otro 9 de noviembre, esta vez de 1989, cayó el muro de Berlín que, desde su construcción en 1961, simbolizaba la Guerra Fría, la creación de los dos bloques en que se dividió el mundo tras la derrota de la Alemania de Hitler en 1945.
En la tarde del 9 de noviembre de 1989, el miembro del Politbüro de la República Democrática Alemana Günter Schabowski leyó de modo sorpresivo ante la prensa el comunicado por el cual la fronteras quedaban abiertas. Horas después miles de berlineses del este se concentraron en torno a los puntos de control para acceder al sector occidental. A la diez de la noche se abrió el paso de la Bornholmer Strasse, acabando con 28 años de separación entre las dos partes de Berlín y de Alemania.