Durante su intervención, Thorbjon Jagland, presidente del Comité Nobel Noruego, ha destacado la importancia de que «un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, se unan en la lucha común por la educación contra el extremismo». Jagland ha hecho hincapié en que «los niños deben ir a la escuela y no ser explotados» y ha recordado que «la lucha contra la opresión y por los derechos de los niños y adolescentes contribuye a la realización de la 'fraternidad entre naciones' que Alfred Nobel menciona en su testamento como uno de los criterios para el Nobel de la Paz».
El nombre de Malala y su imagen malherida dieron la vuelta al mundo en 2012, después de que los talibanes intentaran matarla. Era la autora de un diario en el que bajo el seudónimo Gul Makai relataba cómo era la vida bajo el control de los extremistas. Sus relatos se difundían en la página web de la BBC en urdu, y en ellos contaba cómo estaban aumentando las restricciones para las mujeres, hasta el punto de que los talibanes habían terminado por cerrar prácticamente todas las escuelas del país.
Ahora a sus 17 años y tras superar sus heridas, se ha convertido en una de las ganadoras del Nobel de la Paz más joven de todos los tiempos. «Pese a su juventud, lleva años luchando por el derecho de las niñas a la educación», ha destacado el jurado, quien ha aprovechado para alabar su lucha «heroica» que la ha convertido «en una destacada portavoz de los derechos de las niñas a la educación».
Malala, que ya fue candidata al Nobel en 2013, se enteraba de la noticia en el colegio de Birmingham, donde estudia tras ser acogida por el Reino Unido. A la salida de clase, ha asegurado sentirse «muy honrada». Ha explicado que este premio «no es el fin, sino el principio, y ha aprovechado para dedicárselo a todos los niños «cuyas voces necesitan ser escuchadas».
De ingeniero a activista por los niños
Kailash Satyarthi era ingeniero informático en la India, hasta que hace 28 años decidió dejar a un lado los teclados para denunciar cómo las multinacionales de su país estaban explotando a niños de entre 5 y 12 años. Desde entonces es el líder de la organización Global March, que ha conseguido liberar de las condiciones de esclavitud a más de 80.000 niños en 160 países.
«Satyarthi ha mostrado un gran valor personal y siguiendo la tradición de Gandhi ha liderado varias formas de protesta y manifestación, todas pacíficas, centrándose en la grave explotación de los niños para obtener beneficios», ha destacado el jurado. Además, ha recordado que el activista hindú «ha contribuido al desarrollo de importantes convenciones internacionales sobre los derechos de los niños».
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein ha felicitado a los premiados y ha recordado la importancia de apoyar la defensa de los derechos de los niños. En un comunicado ha destacado que «tanto Malala Yousafzai como Kailash Satyarthi han demostrado tener un tremendo coraje frente a los poderosos adversarios». La Alta Comisionada ha hecho además un llamamiento para que este reconocimiento a la labor «de dos defensores extraordinarios de los derechos humanos», sirva de inspiración para reforzar la voluntad política de Estados, instituciones y personas de todo el mundo para defender los derechos de los niños, «los más vulnerables y más preciados».