Organizaciones extremistas de países como Alemania, Italia y Rusia ofrecen a los movimientos checos inspiración operativa, organizativa e ideológica, y brindan su apoyo en acciones de violencia racista y estrategias tendentes a reunir apoyo del público. «Es un hecho constatado que los partidos checos y alemanes de ultraderecha tienen acuerdos de cooperación», dice la conocida activista Gwendolyn Albert.»Los checos parece que están siguiendo la táctica alemana de contar con una presencia relativamente importante, tener partidos políticos registrados y organizar manifestaciones en las que participan quienes están comprometidos ideológicamente con la violencia racista con la intención de perpetrar algún acto violento», añadió.
Albert, que trabaja para la organización de educación y derechos humanos Romea Roma, vinculada al pueblo romaní o gitano añade que «el impacto de los vínculos ultranacionalistas y fascistas rusos también se puede ver en que los manifestantes de ultraderecha tienen una organización paramilitar que se enfrenta a la policía».
La alerta saltó a principios de este mes, cuando el Ministerio del Interior polaco publicó un informe sobre la extrema derecha en este país, que señala que es probable el aumento de ataques racistas en los próximos años, en parte por la influencia de organizaciones de extrema derecha extranjeras, que usan la violencia y el terrorismo, en especial las de Rusia.
Los grupos neonazis rusos han estado involucrados en campañas terroristas, como ataques y asesinatos de jueces que habían sentenciado a fanáticos y activistas de extrema derecha. Algunos testigos expertos en juicios similares en la República Checa señalan que han tenido que hacer frente a amenazas e intimidaciones. De hecho, a principios de marzo tuvo que posponerse un juicio contra un sospechoso de perpetrar un ataque racista, a causa de una amenaza de bomba.
Organizaciones neonazis alemanas también tienen antecedentes de terrorismo. Hace poco, se descubrió que una célula alemana llamada Socialista Nacionalista Clandestina fue responsable del asesinato de nueve inmigrantes y un policía en los últimos seis años, así como de robos a bancos y atentados con bomba. Además, exneonazis alemanes han declarado que hay una fuerte cooperación entre grupos de extrema derecha alemanes y checos, y que los campos de entrenamiento de tiro para neonazis de toda Europa pertenecen a organizaciones alemanas y están en territorio checo.
El autor del informe del Ministerio del Interior, Miroslav Mares, señala que los grupos de neonazis tienen cada vez más armas. Las consiguen infiltrándose en la policía y en servicios de seguridad privados, lo que les permite tener licencia de armas y, en algunos casos, recibir entrenamiento en situaciones de combate. Un ejemplo de lo lejos que han llegado esos grupos en esta materia, fue cuando los medios informaron que en una manifestación de grupos de extrema derecha, algunos participantes tenían explosivos que solo están a disposición del ejército.
El temor a que aumente la violencia racista se da sobre todo en relación a problemas raciales ocurridos en zonas socialmente desfavorecidas del país. El año pasado hubo protestas masivas y episodios violentos en el distrito de Sluknov, en el norte de la República Checa, tras una ola de ataques y crímenes que la población local atribuyó a la población gitana. Algunos analistas atribuyeron el aumento de la tensión a las crecientes dificultades económicas.
Observadores sobre racismo en Europa han detectado un aumento de sentimientos negativo contra los inmigrantes y las minorías desde el comienzo de la crisis financiera en 2008. El informe del Ministerio del Interior menciona el empeoramiento de la situación económica y el aumento de la exclusión social, como otros factores del pronosticado aumento de los ataques racistas.
Pero el sociólogo Mares señala que el terreno fértil para la violencia contra las minorías la han ido creando algunas figuras políticas destacadas. «Vemos un aumento del racismo 'común'. En las zonas socialmente conflictivas se ve la participación de la población local en manifestaciones contra los gitanos, y los neonazis son el 'motor' de las actividades y prejuicios contra ellos», declaró en la prensa local.»Ahora se escuchan declaraciones racistas de dirigentes políticos que no son de partidos extremistas. Algunos partidos tradicionales utilizan una retórica contra los gitanos que podría ser un marco para más actividades violentas de los neonazis», añadió.
La extrema derecha trata de capitalizar el sentimiento anti-minoría. En la última década, la mayor parte de ese sector de la República Checa hizo un esfuerzo por distanciar su imagen de los «skinhead» (cabezas rapadas) y convertirse en una alternativa política viable. El Partido Justicia Social de los Trabajadores es la expresión política de la extrema derecha y se basa específicamente en prejuicios contra la población roma.
Los expertos señalan que los extremistas adoptan tácticas para conseguir seguidores mediante la promoción de su rechazo no solo a los romaníes, sino a los inmigrantes en general, así como a otros asuntos controvertidos como el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Las organizaciones internacionales contra el racismo señalan que la situación solo mejorará si los dirigentes políticos pregonan con el ejemplo y aprueban normas para fortalecer las herramientas legales necesarias para disuadir del racismo.
Georgina Siklossy, oficial de prensa de la Red Europea contra el Racismo, con sede en Bruselas, nos dijo: «Los políticos tienen la principal y más importante responsabilidad en no utilizar discursos de odio, que puedan incitar a ataques racistas y contribuir a un sentimiento contra los sectores minoritarios». Añadió que «Las autoridades checas también pueden utilizar medidas concretas para combatir a los grupos de extrema derecha, como por ejemplo, dictar leyes que criminalicen el racismo».
Los programas de prevención en escuelas son esenciales si se quiere cambiar la situación, observó Mares. Pero la comunidad gitana o romaní, también conocida como zíngara, es pesimista. En los últimos años ha habido una serie de ataques incendiarios contra esa comunidad. Uno de ellos en 2009 dejó a una niña de dos años discapacitada de por vida. Y en los últimos seis meses se han registrado 23 atentados racistas contra los romaníes con el resultado de tres personas muertas.
Emil Vorac, director de una organización no gubernamental gitana que trabaja en la ciudad de As, donde a principios de marzo hubo un ataque con bomba contra un hotel donde vivían miembros de esa comunidad, declaró que ese tipo de acciones eran previsibles. «No me sorprendió porque parece que el racismo y la xenofobia aumentan aquí y la situación empeora. Esa es mi experiencia trabajando en varias comisiones y comités en esta región. Sus miembros actúan como xenófobos en muchos casos», añadió.