Yvo de Boer, Secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas sobre el cambio Climático, que abandonará su cargo en julio, no cree que haya alguna posibilidad de llegar a un acuerdo vinculante en un futuro cercano. Se refiere a la Conferencia de la ONU de Cancún, en México, dentro de seis meses. Le parece más realista otra cita, la de Sudáfrica dentro de un año. Esa reunión estará prácticamente en el límite para hacer algo positivo. El protocolo de Kioto termina en 2012.
Ya nadie plantea expectativas optimistas en estas reuniones, aunque hay algunos atisbos de actividad positiva. La Unión Europea se ha planteado la posibilidad de ofrecer un aumento en el recorte de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Por su parte Noruega ha conseguido que Indonesia se comprometa a frenar la deforestación por dos años a cambio de dinero.
Las organizaciones ecologistas, han reclamado un mayor compromiso con el planeta a los países. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) cree que este mes de junio es crucial para el clima, por una parte ésta reunión de Bonn y por otra las del G8 y del G20 en las que los jefes de Estado y de Gobierno deberían encontrar la forma de financiar iniciativas medioambientales.
Oxfam Internacional, critica que se plantee ahora que los 100.000 millones de dólares que se prometieron en Copenhague a los países más pobres se transformen en un préstamo en lugar de la ayuda que era inicialmente.
«En un momento de emergencia económica en que varios países pobres están recortando sus presupuestos de salud y educación para evitar una crisis de deuda, los países ricos analizan si endosarles una deuda climática», dice el asesor de Oxfam, Antonio Hill.
La organización propone que los fondos se financien con nuevos impuestos a las transacciones bancarias, al transporte aéreo o se saque de los subsidios a los combustibles fósiles.