Los resultados del trabajo, en el que han participado investigadores españoles del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), indican que de 124 restos de animales, al menos 18 presentaban marcas de herramientas neandertales, e incluso señales de dientes en las alas.
El investigador del CSIC Juan José Negro, de la Estación Biológica de Doñana dice que las alas «están destinadas a funciones de vuelo, son muy ligeras y apenas tienen carne, por lo que creemos que no tenían un fin alimenticio, sino que empleaban las enormes plumas como ornamentación, tal y como siguen haciendo muchos pueblos indígenas en la actualidad».
Los fósiles que se han encontrado en Gibraltar proceden de diferentes estratos arqueológicos que abarcan miles de años y se han comparado con datos de otros 1.700 yacimientos de Eurasia procedentes del pleistoceno. Muestras anteriores a la llegada del Homo sapiens a Gibraltar, confirman que los neandertales ya manipulaban plumas, por lo que estas pautas ya las conocían.
Juan José Negro indica que «La ausencia de arte rupestre realizado por neandertales no significa que su capacidad cognitiva fuera inferior a la de nuestros antepasados. Simplemente empleaban otro tipo de materiales para expresar su pensamiento cognitivo, como las plumas»
Las que más les gustaban eran las grandes plumas de color oscuro de las aves planeadoras, como el quebrantahuesos, el buitre leonado, el milano real y el águila real, entre otros.
Que eligieran estas aves significa, según los científicos, a que las tenían cerca. Eran carroñeras y rapaces, y vivían en acantilados escarpados cercanos a sus abrigos y cuevas. «Las plumas son objetos muy ligeros, aportan belleza y volumen. Fueron seleccionadas en la naturaleza, además de para permitir el vuelo, como ornamento en las aves, por lo que es lógico pensar que los neandertales hicieran lo mismo», concluye Negro.