euroXpress.- Europa no parece acertar en sus recetas contra la crisis. ¿Hay en la UE un poder político con suficiente influencia sobre el poder económico?
Óliver Soto.- Existe un poder, pero muy débil porque no ejerce. Como mucho, coordina. Ahora todas las reformas que se están haciendo están siendo dirigidas por Francia y Alemania. Eso supone que en un futuro estos países van a tener que asumir que ellos no pueden capitanear la Unión. De hecho, dentro del discurso europeísta siempre existe la entente franco-alemana. Ya va siendo hora de olvidarnos y empezar a pensar como conjunto de naciones. Si seguimos así, al final podemos tener una locomotora franco-alemana que tira de vagones que ya no la siguen. La solución está en una Unión más fuerte.
eXp.- ¿Qué pasa entonces con la temida pérdida de soberanía por los Estados miembros?
O.S.-El concepto de soberanía nace en el siglo XVI. Está superado. ¿Es España soberana cuando Merkel dice que hay que reformar las constituciones y a la semana se decide aquí reformarla? Solo veo que ha habido una orden desde Alemania y nos hemos cuadrado. Por tanto, ¿somos soberanos? Estamos haciendo reformas para contentar al señor mercado, a quien no se puede poner cara. Él es quien está detentando la soberanía.
eXp.- Eso que dice ¿acerca a los jóvenes europeístas al movimiento indignado?
O.S.- No queremos ligarnos a ningún tipo de movimiento. Sí conectamos en algunos elementos y no en otros. Ambos queremos una democracia mucho más transparente, mucho más directa. Pero nos aleja que el movimiento indignado tiene una deriva, quizá por culpa de cómo se recibe la información, de que Europa puede ser el origen de algunos males, cuando Europa es realmente la solución. Ahora bien, comparto plenamente esa petición de mayor democracia a nivel europeo, porque eso es positivo. Si no hacemos esa crítica sana, vendrá alguien a hacer crítica destructiva, con toda razón, porque no estamos dando respuesta a sus demandas.
eXp.- ¿Cuál es, a su juicio, la respuesta que habría que dar?
O.S.- Es muy complicado. Estamos dando soluciones institucionales cuando los problemas reales no lo son.La UE se rige por un equilibrio de poderes, de modo que cuando Alemania crece mucho todos los demás países se unen para que no crezca tanto y eso sigue vigente. Así como en Estados Unidos se piensa que la suma les hace más grandes, en Europa es todo una competencia interna. Entre los europeístas es común la idea de que estamos sufriendo ataques desde China o desde EEUU y eso es completamente falso.La deuda la compran europeos y están jugando nuestros propios bancos con nuestro dinero. En Europa no hay nadie que pueda llamar a quien hay que llamar para avisar de que se hunde el barco.
eXp.- Pero parece que aquí se sigue el principio de que quien pone el dinero, impone las decisiones
O.S.- La cuestión está en que esto está tan interconectado que ya no se puede ir hacia atrás. El problema es que Alemania dice que pone dinero, pero no nos dice lo que recibe. Uno va a un supermercado alemán en España o en cualquier país de Europa o las galletas que comemosson alemanas y de eso los alemanes no son conscientes. Más de la mitad de lo que venden lo compra Europa. Y no solo es el caso de Alemania. Finlandia, que pone pegas al rescate de Grecia, tiene un importante comercio con Grecia. En consecuencia, no estamos poniendo sobre la mesa lo que tenemos en común y lo que se puede caer por la borda si nohacemos algo en común. El rescate a Grecia es el rescate a los bancos que invirtieron en Grecia, sobre todo, alemanes y franceses.
eXp.- Ustedes acaban de celebrar un debate con federalistas alemanes, ¿qué conclusión han sacado? ¿Comparten los federalistas la visión de que pagan las vacaciones de los europeos del Sur?
O.S.-Son muy conscientes de que quieren una Unión más profunda pero con controles. Cuando se les escucha, uno entiende muy bien el discurso de Merkel o de los alemanes diciendo: hasta aquí hemos llegado, hay que poner un control. Tengo la sensación de que sueñan con una Europa más integrada, pero no se piensa en algo como los Estados Unidos de Europa. Alemania tiene su papel central y les costaría sentarse en un plano de igualdad con el resto de estados. Creo que es un problema sobre el que la UE tiene que trabajar mucho. Nos respetamos y comprendemos las diferencias, pero hasta cierto punto.
eXp.- ¿Todo esto está influyendo en el desapego de los ciudadanos hacia la Unión Europea?
O.S.- Suele decirse que no hay más que viajar a Europa, para darse cuenta de que uno es europeo y si viaja a Estados Unidos, todavía más. Lo que ocurre es que todo nuestro discurso es nacional y obviamente la gente se acerca a lo que tiene delante. Si en los medios se bombardea con la idea de lo que piden Francia y Alemania o con que la Unión Europea impone, como algo ajeno a nosotros, y no como que somos parte de esa Unión Europea, mal vamos. Hay desapego por eso y porque las instituciones europeas no hacen que las sintamos como propias. Muchas veces, se venden las infraestructuras europeas, pero sería mucho más valioso que vinieran europeos a probarlas y entonces la gente vería de donde viene el dinero. Muchas veces se recibe dinero de Bruselas pero nunca ves a un burócrata de Bruselas en tu pueblo.
eXp.- El paro entre los jóvenes europeos llega al 20%, el doble de la tasa general. En España, el 40%. ¿Hay una oportunidad en Europa?
O.S.-La oportunidad está clara y quizá nuestro problema como españoles es quitarnos los complejos. Nosotros estamos tan preparados como en cualquier otro país para acceder al mercado de trabajo. Hay que aprovechar los programas europeos para conseguir un primer empleo o los programas de voluntariado, que no te permiten ganar dinero pero sí una extraordinaria experiencia laboral.
eXp.- ¿Comparte la opinión de que la crisis financiera ha frenado cualquier acción de la UE y que está paralizada?
Lo que ha hecho la crisis es poner a Europa en un punto de inflexión. De esta crisis podemos salir arruinados durante veinte o treinta años o podemos salir mucho más reforzados. Ahora necesitamos nuevas recetas, no las del siglo XIX, y quizá a los jóvenes y a todos los europeístas nos hace falta definir una Unión Europea, en la que quizá no tengamos que tener la actual organización de poder. Si buscamos fórmulas del pasado, que no funcionan ni a nivel nacional, tampoco a nivel europeo.