El informe 'Océanos saludables - ecosistemas productivos' (HOPE, por sus siglas en inglés), que será presentado el 3 y 4 de marzo en Bruselas, ofrece la primera visión global del estado de los mares de la UE y recoge algunas recomendaciones para lograr la mejora ambiental de las aguas marinas. Durante esos días también se discutirá el camino a seguir a través de diferentes conferencias que reunirán a gobiernos, oenegés, instituciones académicas y otros actores que trabajan con el medio marino.
La Directiva Marina, lanzada en 2008, tiene como objetivo lograr el buen estado ecológico de las aguas marinas de la UE para 2020 y proteger los recursos de los que dependen las actividades económicas y sociales relacionadas con el mar. No hay que olvidar que el 41 por ciento de la población europea vive en las regiones costeras y que las actividades económicas en función del medio marino están creciendo. La Directiva establece la integración de los conceptos de protección del medio ambiente y el uso sostenible. Para lograrlo, cada Estado miembro está obligado a desarrollar una estrategia para sus aguas marinas.
Ahora, cinco años después de la entrada en vigor de la normativa, el informe HOPE marca el final de la primera fase, que ha consistido en la recopilación de datos y en un análisis «sin precedentes», según un documento de la Comisión. De momento, los Estados han proporcionado una evaluación del estado de sus mares, un examen inicial sobre el que trabajar y mejorar, definiendo lo que ellos consideran que es «buen estado ecológico». «Ahora sabemos mucho más acerca de nuestros mares y océanos, cuáles son los problemas y lo que podemos hacer para mejorar la situación», apuntan desde la UE.
Los primeros avances no son nada halagüeños: «la mayoría de los indicadores están en rojo». Por ejemplo, un 88 por ciento de las poblaciones de peces de los mares Mediterráneo y Negro están amenazadas. El avance preliminar de la Comisión también apunta que «la contaminación en el medio marino ha disminuido en algunos lugares, pero los niveles de nutrientes y ciertas sustancias peligrosas siguen por encima de los límites aceptables»; además «el agotamiento del oxígeno, como resultado de la contaminación por nutrientes, es particularmente grave en el Báltico y el mar Negro». Sin olvidar que los desechos marinos, en su mayoría de plástico, son un problema creciente: en el mar del Norte más del 90 por ciento de las aves marinas de la especie fulman tienen plástico en su estómago.
Lo que está claro es que la UE está muy lejos de disfrutar de océanos y mares saludables. Hay que «renovar e intensificar esfuerzos», pide la Comisión. Por delante se presentan siete años de «coordinación de los programas de vigilancia y los programas de medidas» para lograr los objetivos en 2020.