The Brussels Business acaba de presentarse con enorme éxito en el Festival Internacional de Cine Documental Milennium, celebrado en Bruselas. Ha conseguido estrenarse ya en algunas salas y busca exhibidores en toda Europa.
Sus directores, Matthieu Lietaert y Friedrich Moser, intentan denunciar la falta de transparencia en la actividad de muchos de los 15.000 grupos de presión que hay en Bruselas. Aseguran que los lobbies no tienen por qué ser malos, pero el problema viene cuando su labor se «convierte en un proceso opaco».
La película quiere ser la versión no oficial de la integración europea desde los años 90 y la historia de la toma del poder neoliberal en la política de la UE. Matthieu Lietaert afirma rotundo que «hay una crisis de legitimidad en Europa» porque no se sabe quién manda realmente. Moser apunta como solución que haya un registro de los grupos de interés que sea real y obligatorio, que digan qué hacen y cuánto dinero hay detrás de sus intereses.
En la película se pregunta ¿cuántos de los eurodiputados están defendiendo nuestros intereses y cuántos están defendiendo otros negocios? Algunos miembros del Parlamento Europeo se quejan de que The Brussels Business dramatiza una realidad para hacer una denuncia e ignora el trabajo que realmente se hace desde la Eurocámara. Desde la Comisión Europea opinan que la película da una imagen distorsionada de lo que pasa en Bruselas y que se trata de un trabajo «militante».
Moser rechaza el calificativo y asegura que han intentado hacer una película equilibrada que ayude a abrir el debate sobre quién toma las decisiones en la Unión Europea.
La UE tiene abierto un llamado registro de transparencia para asociaciones, ONG, empresas o grupos de reflexión que se relacionan con las instituciones comunitarias y el Parlamento Europeo, consciente de que hay sospechas por la influencia de los grupos de presión pidió ya el año pasado que se endureciera el código de conducta de los eurodiputados con más duros requisitos.