A la reunión en el Elíseo han acudido los jefes de Gobierno de Italia, Mateo Renzi; Bélgica, Elio di Rupo; Rumanía, Victor Ponta; Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt; Eslovaquia, Robert Fico, República Checa, Bohuslav Sobotka y Joseph Muscat de Malta, así como el canciller austríaco, Werner Faymann.
También han estado en la reunión el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel y Martin Schulz candidato socialdemócrata a la presidencia de la Comisión Europea.
Según Hollande en los próximos días tendrán que dar la batalla para «nombrar a las buenas personas en los buenos puestos para llevar a cabo las buenas políticas». Ha añadido que los nueve jefes de Estado y de gobierno de la izquierda europea apoyarán la candidatura de Juncker.
«Respetamos a las instituciones europeas y al espíritu de las elecciones y que el partido que resultó en cabeza pueda proponer a su candidato, en este caso Juncker», ha dicho Hollande. Ha recordado que hay otros cargos que cubrir, la presidencia del Parlamento Europeo, que puede volver a recaer en Martin Schulz, el candidato socialdemócrata y jefe del grupo en el Europarlamento.
Pero el hecho de que haya un conservador al frente de la Comisión debería tener una contrapartida en el nombramiento de un socialdemócrata para el cargo que dejará vacante Herman Van Rompuy. Varios son los nombres que se barajan para ese puesto, la primera ministra de Dinamarca y líder del partido socialdemócrata danés, Helle Thorning-Schmidt; el ex primer ministro italiano Enrico Letta o el ex primer ministro francés Jean-Marc Ayrault.
Hollande ha recordado que hace cinco años, cuando Durao Barroso fue nombrado presidente de la Comisión Europea, la situación era muy diferente. El único gran país de la UE con un Gobierno socialista era España, ahora hay doce de veintiocho ha resaltado para señalar a continuación que no todos los conservadores europeos pertenecen al PPE, como el británico Cameron o los liberales que tienen un grupo propio.
Con esa situación favorable los socialdemócratas han unificado pareceres, no solo sobre los cargos a ocupar, sino sobre la política que defenderán durante los próximos 5 años en la Unión. «Estamos en una situación que nos permite plantear prioridades», ha dicho el presidente francés.
Los socialdemócratas pedirán un giro en la política europea, empezando por una flexibilización del pacto de estabilidad que permita el crecimiento y la creación de empleo. No pedirán la renegociación del pacto, como sugería esta semana Renzi, sino una reinterpretación más flexible. Hollande ha sido el encargado de suavizar el ímpetu del primer ministro italiano antes de la llegada del resto de participantes.
También reclamarán -ha dicho Hollande- más inversión en obras energéticas que estimulen la economía y aceleren la transición, «una verdadera prioridad presupuestaria para el empleo juvenil», «simplificación» y democratización de Europa, y control de la inmigración siguiendo los «valores y principios socialdemócratas».
Esta reunión de París ha tenido lugar después de la que se realizó hace unas semanas en Suecia a la que asistieron el primer ministro británico, David Cameron y su homólogo holandés, a los que Angela Merkel intentó convencer para que no vetaran a Juncker y evitar un bloqueo en el Consejo de los próximos 26 y 27 de este mes.