ERBIL, Iraq, (IPS) - Las dos principales organizaciones de kurdos de Siria, a pesar de la desconfianza mutua que se profesan, han llegado al acuerdo de asistir a la conferencia internacional sobre el destino de ese país en conflicto, conocida como Ginebra II, en el bando de las fuerzas opositoras.
Este arreglo depende de que en Ginebra solo se autorice la presencia de dos delegaciones en la mesa de negociaciones, la del gobierno de Bashar al Assad y la de los grupos de la oposición, según fuentes kurdas.
Pero si hay más de dos delegaciones sirias, entonces los kurdos pretenden participar como un bloque independiente, añaden las fuentes.
Aunque la decisión representa un cambio significativo de rumbo para los kurdos de Siria, existen serias dudas de que llegue a ponerse en marcha el acuerdo alcanzado entre el Comité Supremo del Kurdistán Occidental, dominado por el Partido de la Unión Democrática (PYD), y el Consejo Nacional Kurdo (CNK).
Al parecer el Comité Supremo tiene algún tipo de entendimiento con el régimen de Al Assad, el KNC está cercano al resto de los grupos de la oposición siria.
La conferencia de Ginebra II, que se celebrará el 22 de enero, cuenta con el respaldo de las potencias occidentales, Rusia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Liga Árabe. La comunidad internacional espera que ese encuentro allane el camino a un gobierno interino y ponga fin al cruento conflicto que se ha cobrado más de 100.000 vidas, según cifras de la ONU.
Todavía no hay un acuerdo concreto acerca de si los sirios participarán en la conferencia en dos o más grupos de negociación. «Ginebra II es una escala importante para determinar el futuro de Siria», diceel copresidente del Comité Supremo, Abdulsalam Ahmed.
Ahmed estuvo en Erbil, capital del Kurdistán iraquí, para participar de ocho días de intensas conversaciones con los representantes del CNK sobre la presencia en Ginebra y un posible acuerdo entre las dos organizaciones para administrar los territorios kurdos de Siria.
De momento, el ala militar del PYD, conocida como las Unidades de Protección Popular (YPG), controla gran parte de las zonas kurdas en el norte y el noreste de Siria. «Los kurdos somos un actor importante en el terreno y debemos estar representados», agrega Ahmed, quien advierte de que la crisis de Siria no tendrá solución hasta que se aborde la cuestión kurda.
Ginebra II es para los kurdos más que un simple intento de terminar con la guerra civil, en la cual han evitado involucrarse en gran medida. La conferencia recuerda encuentros internacionales similares celebrados en 1920 en Sèvres, Francia, y en 1923 en Lausana, Suiza, que concluyeron con resultados desastrosos para los kurdos, sometidos al dominio de Irán, Iraq, Siria y Turquía.
«Ginebra II es un nuevo (Tratado de) Sèvres y de Sykes-Picot, y no podemos permitirnos el lujo de estar ausentes», afirma Nuri Brimo, dirigente del CNK, cuya cúpula está radicada fuera de Siria, sobre todo en el Kurdistán iraquí.
El tratado de Sykes-Picot se firmó en secreto en 1916 entre Francia y Gran Bretaña, durante la Primera Guerra Mundial, para la partición del Imperio Otomano y el reparto de Oriente Medio según unas fronteras aún vigentes.
«Siria o bien sobrevivirá como un país unido o quedará aun más fragmentada después de la conferencia... En cualquier caso, tendremos que estar presentes», añade Brimo.
«Nuestro mensaje a la comunidad internacional es que, como el segundo mayor grupo étnico de Siria, queremos el reconocimiento de nuestros derechos... No queremos la fragmentación de Siria. Tenemos que ser un factor importante en la ecuación siria y en el futuro del país».
Con unos 40 millones de personas, los kurdos son hoy la mayor etnia sin Estado del mundo. Entre dos y cuatro millones viven en Siria.
El escenario político kurdo en Siria es complejo y fragmentado. El Comité Supremo y el CNK representan cada uno a varios grupos de alianzas flexibles. Los dos son rivales desde el inicio del levantamiento sirio en marzo de 2011, y a menudo se acusan mutuamente por sus lealtades e intereses.
El CNK acusa al Comité Supremo y a su principal integrante, el PYD, de haber pactado con el gobierno de Al Assad para establecer cierto autogobierno en las zonas kurdas y, por tanto, haber traicionado la causa de la oposición, que pretende derrocar al régimen.
Hasta la sublevación de marzo de 2011, el régimen de Al Assad privaba a los kurdos de sus derechos culturales y étnicos básicos, e incluso le negó la ciudadanía a decenas de miles. La raíz de las sospechas hacia el PYD yace en la forma en que asumió el control militar de las zonas kurdas de Siria en el verano de 2012.
Mientras el PYD y sus partidarios sostienen que ellos «liberaron» esas zonas después de enfrentarse al ejército y a las fuerzas de seguridad sirias, el CNK y grupos de la oposición sirios aseguran que Al Assad entregó el control de ese territorio al PYD, para que sus efectivos allí desplegados pudieran destinarse a combatir a los rebeldes en otras partes del país.
Como Turquía reforzó su respaldo a grupos rebeldes sirios, incluidos islamistas, Al Assad otorgó al PYD el control de gran parte de las regiones kurdas de Siria con el fin de contrarrestar la intervención turca. El PYD se considera cercano al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lucha contra el gobierno turco por los derechos de esa minoría desde hace unos 30 años.
Los partidarios del PYD y del Comité Supremo, por el contrario, señalan que el CNK está próximo a sectores opositores sirios dominados por los sunitas árabes, Turquía y el presidente del Kurdistán iraquí, Masoud Barzani.
Los opositores sirios no kurdos son reacios a expresar su posición sobre los derechos que tendría este pueblo en la futura Siria. El PYD también acusa al CNK de defender los intereses de Barzani y de Turquía y no los de los kurdos de Siria. Este estado de división y desconfianza reduce las expectativas sobre un futuro acuerdo entre el Comité Supremo y el CNK.
En el pasado, enfrentamientos menores entre fuerzas del PYD y simpatizantes de grupos del CNK causaron varias muertes.
«La situación (después de las conversaciones de Erbil) va a ser como antes. El conflicto (entre el PYD y el CNK) continúa», asegura el periodista kurdo Siruan H. Hussein, director de ARTA FM, una estación de radio comunitaria de la ciudad siria de Amuda, donde la población kurda es mayoritaria. «El PYD no va a compartir el poder militar ni los recursos financieros ni el control del actual autogobierno con el CNK», afirma.
El PYD anunció este año una administración autónoma para gestionar las zonas bajo su control.
A pesar del creciente peso que tienen las fuerzas islamistas aliadas con Al Qaeda en Siria, el PYD ha combatido con éxito a esos grupos y ganado el control de territorios que antes le pertenecían.
Mientras que el conflicto ha destruido muchas zonas de Siria, las áreas controladas por el PYD permanecen, en gran medida, libres de esa devastación.