Islandia ha tenido cinco presidentes desde que obtuvo la independencia de Dinamarca en 1944, tres de ellos han repetido cuatro mandatos (de 5 años), el primero en superar esa cifra es Olafur Grimsson. En enero anunció que no se presentaría a la reelección, pero la firma de 30.000 islandeses (el 10 por ciento de la población) pidiéndole que volviera a presentarse, le hizo replantear su decisión.
La reelección de Grimsson levanta polémica en el país porque durante su último mandato ha politizado un cargo que hasta ahora era honorífico. Por ejemplo, ha centrado su campaña en torno al rechazo del ingreso del país en la UE, además de otras cuestiones en las que el presidente no tiene potestad de decisión. Muchos critican que haya politizado un cargo representativo similar al de las monarquías europeas.
Olafur Ragnar Grimsson (69) es un malabarista de la política, lo ha demostrado durante la profunda crisis económica iniciada en 2008. Lleva 16 años de presidente, y en ese tiempo, ha pasado del centro-izquierda al centro derecha. En los momentos más críticos de la crisis hizo uso de su derecho de veto para forzar dos referendos en los que los ciudadanos debían decidir si indemnizaban o no a los ahorradores extranjeros, principalmente británicos y holandeses. Antes de la crisis, apoyó a los magnates y a los bancos que llevaron al país al borde del colapso económico. Considerado un hombre inteligente, exprofesor de ciencias políticas de la Universidad de Islandia, tiene fama de enérgico y controvertido. Casado con una israelí de la alta sociedad, a muchos no les ha gustado que actuara contrariamente al gobierno en política exterior. Partidario de China, a pesar de la violación de los derechos humanos denunciados por el ejecutivo, se opone a la adhesión a la UE.
Frente al avezado gobernante, una periodista televisiva sin experiencia política, Thóra Arnórsdóttir (37), apoyada por la actual primera ministra, la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir. Empezó con mucho empuje la campaña e intentó amortizar la fama que habían adquirido las mujeres al considerar que eran las protagonistas de la salida de la crisis. Para algunos analistas, ese mismo hecho, ser mujer y haber tenido a su tercer hijo en mayo, le ha hecho perder opciones. Hay muchos electores que dudaban de que pudiera compaginar la presidencia y la maternidad (tiene tres hijos pequeños). Esta antigua animadora de programas televisivos, guía turística y sin afiliación ideológica, decidió saltar al campo político hace tan solo unos meses, y representa un cambio generacional en su país.
Según los datos provisionales Grimsson ha conseguido el 52,5 por ciento de los votos frente al 33,2 por ciento de Arnórsdóttir, en un país pionero en la defensa del derecho de las mujeres. Hay varios ejemplos, ahora una joven madre ha luchado por la presidencia del país; Vigdis Finnbogadottir, fue la primera mujer del mundo en ser elegida democráticamente presidenta (1980-1996); la primera ministra Sigurdardóttir es homosexual; otra mujer preside el Parlamento -con un 43 por ciento de diputadas- y la iglesia luterana islandesa ha ordenado a su primera arzobispo.
Islandia, sin ser miembro de la UE, pertenece al Espacio Económico Europeo (EEE) y a Schengen. Fue uno de los países más prósperos del continente hasta 2008, cuando se produjo la caída de los tres mayores bancos del país y pasó de no tener prácticamente paro a un 10 por ciento de desempleo. El 40 por ciento de su economía está basada en la pesca, uno de los temas que debe renegociar con la Unión Europea, su principal mercado. Tras dos años de depresión, en 2011 tuvo un crecimiento del 3,1 por ciento y en mayo de este año la inflación se situó en un 5,4 por ciento.