«Realmente espero que haya un acuerdo justo», nos dice Ahoora Rostamian, un ingeniero financiero de 30 años que vive en la ciudad iraní de Isfahan, en entrevista telefónica. «Es muy importante, tanto en lo económico como en lo político... Casi todos los sectores de la industria están afectados por las sanciones, y solo la población, no el gobierno, está pagando el precio», señala.
Desde Teherán, Mohammad Shirkavand, que espera que se firme un acuerdo final para el plazo fijado del 24 de este mes, dice que este «aliviará las tensiones y permitirá a los occidentales conocer al Irán real». «Irán viene desarrollándose incluso bajo un régimen de enormes sanciones, pero cuando haya un acuerdo nuclear final la situación será mucho mejor», explica el ingeniero médico y guía turístico.
Adnan Tabatabai, un analista radicado en Berlín que viaja regularmente a Irán, nos dice que «la gente tiene muchas esperanzas». Y agrega: «He visto entre la población un amplio apoyo y confianza hacia el (principal negociador iraní, Mohammad) Javad Zarif... Él es probablemente el político más popular en Irán».
Irán y el grupo de países conocido como P5+1 (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, y Rusia, más Alemania) han comenzado este martes una maratónica ronda de reuniones en Viena, con las que buscan lograr un acuerdo final para el lunes 24.
En esa fecha se cumplirá un año de la firma, en Ginebra, del interino Plan Conjunto de Acción, que impidió que el programa nuclear de Irán se expandiera más a cambio de un moderado alivio de las sanciones de Occidente contra Teherán.
Todos los funcionarios que participan en las negociaciones insisten en que es posible llegar a un acuerdo exhaustivo en el plazo que se han impuesto.
Pero la semana previa a la apertura de las negociaciones, tres días de conversaciones en Omán concluyeron sin resultados notorios. En marzo de 2013, ese mismo país hospedó la primera fase de reuniones secretas entre Estados Unidos e Irán que cimentaron el camino para niveles sin precedentes de intercambios bilaterales.
El equipo iraní volvió a su país con ideas nuevas, y como «todavía queda una semana» para hacerlas valer en Viena, tienen «mucho tiempo en el reloj diplomático», dijo Kelsey Davenport, directora de políticas de no proliferación en la Asociación de Control de Armas, con sede en Washington. Según nos dijo, ella también cree que es posible cumplir con la fecha prevista.
Los detalles de las negociaciones se mantienen en secreto, pero comentarios filtrados a los medios sugieren que, aunque los negociadores están cerca de un acuerdo, se mantienen varados en lo relativo al tamaño y alcance del programa iraní de enriquecimiento de uranio, así como en los términos del alivio de sanciones que se derivaría de un pacto final.
Irán quiere mantener suficientes centrifugadoras y otra infraestructura atómica para ser autosuficiente y alcanzar una producción de escala industrial en lo que, insiste, es un programa nuclear civil con vistas a 2021. Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados pretenden que Irán reduzca significativamente sus operaciones actuales.
El no haber firmado un acuerdo hasta ahora ha dejado a muchos iraníes sin esperanzas, aunque no obstante no las han perdido en la capacidad de sus negociadores de impulsar el mejor pacto. «No soy muy optimista sobre un acuerdo final, porque si el P5+1 estuviera seriamente determinado a alcanzarlo ya podría haberlo hecho», dijo Sadeghi, un estudiante de 29 años, también de Isfahan. Según él, lo que el bloque busca es «frenar la actividad nuclear pacífica de Irán, no un acuerdo genuino».
En Teherán, el periodista Sobhan Hassanvand, que cubre las negociaciones para la Agencia de Noticias Shargh, sí es optimista, dice que espera que se llegue por lo menos a un acuerdo parcial para fin de mes. «En ambos bandos hay personas racionales que quieren el acuerdo... Ambas partes han mostrado cierta flexibilidad, y han intentado combatir a los de línea dura», plantea.
Los equipos negociadores de Estados Unidos e Irán, liderados respectivamente por la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Wendy Sherman, y el ministro de Relaciones Exteriores Javad Zarif, afrontan una firme oposición en sectores internos.
Antes de concluir esta semana negociadora, comités de la Cámara de Representantes y del Senado de Estados Unidos realizarán una serie de audiencias centradas en los presuntos peligros de un «mal acuerdo». A partir de enero, ambas cámaras estarán controladas por el conservador Partido Republicano.
Organizaciones de activistas, tanto a favor como en contra de la diplomacia con Irán, también tienen programadas reuniones con legisladores y periodistas en los días previos al 24 de este mes.
La carta secreta
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también fue muy criticado por presuntamente haber enviado en octubre una carta secreta al líder supremo de Irán, ayatola Ali Jamenei.
Aunque el contenido de la misiva no se reveló oficialmente, algunos políticos republicanos e incluso demócratas más conservadores, así como funcionarios israelíes, la describieron como una evidencia de que Obama está desesperado por un acuerdo con Irán.
Esto, particularmente a la luz de la necesidad de que Teherán coopere en los esfuerzos de Washington por «degradar y, en última instancia, destruir», a las fuerzas que en Iraq y Siria actúan en nombre del grupo extremista Estado Islámico.
Mientras, en Irán, Jamenei volvió a expresar su apoyo la semana pasada al equipo negociador de su país, a través de discursos y de su cuenta en la red social Twitter.
No obstante, también expresó dudas sobre la sinceridad del gobierno de Obama, así como sobre su capacidad de negociar un acuerdo justo, insistiendo en que Washington está manejado por el gobierno israelí, que no ha hecho ningún secreto de su oposición al enfoque del presidente estadounidense.
En tanto, el presidente iraní, Hasán Rouhaní, también es blanco de críticas en su país por su gestión del asunto nuclear. Pero la semana pasada, muchos de sus críticos dirigieron su desconfianza hacia Estados Unidos.
«En vez de escribir cartas, Obama debería demostrar su buena voluntad», dijo el ayatola Movahedi-Kermani durante los rezos del viernes 14 en Teherán.