En Sarajevo, han incendidado la sede de la presidencia y han lanzado por las ventanas muebles y archivos. También han saqueado quioscos, tiendas y han destruido coches. Ataques similares se han repetido en Mostar y Tuzla. El miércoles comenzaron las movilizaciones. En Tuzla los enfrentamientos con la policía han dejado decenas de heridos. Esta población al norte de Sarajevo, y la tercera más grande del país, fue donde se iniciaron las movilizaciones el miércoles y en pocos días se ha extendido a más de 30 ciudades.
Tuzla fue el centro de la industria química bosnia pero tras las privatizaciones de los últimos años, esas empresas se han cerrado dejando a muchos trabajadores en la calle. Ese es el principal origen de la movilización popular. Los manifestantes denuncian la corrupción y la falta de gestión gubernamental ante la situación económica y laboral del país. En ese país de casi 4 millones de ciudadanos, el paro oficial es del 27,5% aunque algunas estadísticas lo sitúan en el 44%) y el salario medio es de 420 euros, y uno de cada cinco personas vive bajo el umbral de la pobreza.
El presidente de la terna presidencial de Bosnia-Herzegovina formada por un croata, un serbio y un musulmán, Zeljko Komsic (croata), ha declarado que el descontento se debe a problemas sin solucionar y que se han acumulado en el tiempo y ha culpado de incapacidad para gobernar a la clase política. En un televisión local ha dicho que «el pueblo ha llegado a esta situación por la miseria e injusticia que les oprime con persistencia». Komsic convocará una reunión de emergencia con la terna presidencial y, de momento, rechaza el uso de la fuerza para acabar con la violencia en las ciudades.
Esta misma semana el comisario de amplación, Stefan Fülle, repasó en el Parlamento Europeo la situación de los Balcanes, asegurando que "la puerta sigue abierta... pero deben cruzarla", aunque reconocía que en el caso de Bosnia-Herzegovina, la situación es repetitiva y no se avanza.