El resultado dependerá en gran medida de cuánto fuerce por su parte el presidente Barack Obama a los legisladores escépticos de su Partido Demócrata, en especial a los más cercanos al lobby israelí, para que posterguen esa votación al menos hasta que concluya el diálogo.
También será determinante la capacidad de persuasión que tenga la jefa negociadora estadounidense, la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Wendy Sherman, cuando informe a los congresistas sobre los resultados de las conversaciones de la semana pasada.
En un hecho inusual, Sherman se reunió en Ginebra durante una hora con el vicecanciller iraní, Abbas Araqchi.
Los diplomáticos que participaron en las conversaciones mantienen un especial hermetismo sobre la propuesta que presentó el canciller iraní Mohammad Javad Zarif, una señal de que las potencias del P5+1 la estarían considerando seriamente.
El informe de Sherman a los congresistas estadounidenses será a puerta cerrada.
Antes de las conversaciones de la semana pasada, los halcones, que invariablemente abanderan las causas del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, ya instaban al Senado a ratificar rápidamente las nuevas sanciones contra Irán aprobadas en julio por la Cámara de Representantes por 400 votos a favor y 20 en contra. Los representantes aprobaron las sanciones poco después de que el moderado Hasán Ruhaní ganara las elecciones presidenciales de Irán.
Las nuevas medidas incluyen un embargo a las exportaciones petroleras iraníes, castigando a todos los gobiernos o compañías que las compren. También se congelarían las cuentas de Teherán en el exterior y se penaría a cualquier empresa que haga negocios con las industrias marítima y automovilística del país asiático.
Entre los autores del proyecto destaca la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), financiada por acaudalados empresarios estadounidenses cercanos al partido Likud, de Netanyahu, como el magnate de los casinos Sheldon Adelson, el inversor de fondos buitre Paul Singer y el fundador de la cadena minorista de equipamiento para el hogar Home Depot, Bernard Marcus.
Estos empresarios no han ocultado su intención de instaurar la «beligerancia económica» contra Teherán, al decir del propio director ejecutivo de la Fundación, Mark Dubowitz. El objetivo es forzar a Irán a que cancele su plan nuclear, incluyendo el enriquecimiento de uranio dentro su territorio, o se arriesgue a un 'cambio de régimen', al que se llegaría mediante el colapso total de su economía.
En el mismo momento en que representantes del P5+1 lograban avances con Zarif en Ginebra, los halcones del opositor Partido Republicano redoblaban en Washington su campaña por nuevas sanciones.
El senador del sudoriental estado de Florida (y posible aspirante republicano a la Presidencia), Marco Rubio, presentó un proyecto no solo apoyando los nuevos castigos a Irán sino exigiendo a Obama que no alivie ninguno de los ya existentes hasta que se verifique que Teherán haya desmantelado por completo su programa atómico.
Al mismo tiempo, el senador Mark Kirk, uno de los principales beneficiarios del dinero de la campaña canalizado por el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (Aipac, por sus siglas en inglés), instaba al primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, a rechazar cualquier acuerdo que le conceda a Irán derecho a enriquecer uranio, aun a niveles muy bajos.
Kirk mantiene que un pacto así sería comparable a la 'política de apaciguamiento' promovida por el exprimer ministro británico Neville Chamberlain (1937-1940) con la Alemania de Adolfo Hitler antes de que se desencadenara la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Algunos halcones republicanos van incluso más allá. El representante del sudoccidental estado de Arizona, Trent Franks, presentó una propuesta para autorizar el uso de la fuerza contra Irán, arguyendo que así se «fortalecería la mano del presidente» Obama en las conversaciones.
Sin embargo, para la mayoría de los expertos, estas iniciativas parecen destinadas a socavar las conversaciones, más que a ser efectivamente llevadas a la práctica. «La imposición de más sanciones y el ruido de sables, con proyectos que hablan del uso de la fuerza militar, representarían una bofetada al gobierno iraní, que acaba de presentar una propuesta constructiva», escribió Paul Pillar, veterano retirado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y destacado analista sobre Medio Oriente, en su blog Nationalinterest.com.
Estas acciones «alimentarán las ya comprensibles sospechas iraníes de que a Estados Unidos solo le interesa un cambio de régimen y no un acuerdo, y de esa manera Irán perdería incentivos para hacer más concesiones», alerta.
En la propuesta presentada por Zarif, Teherán habría expresado su disposición a fijar límites verificables durante un año en todos los aspectos y en todas las instalaciones de su programa atómico, incluyendo el enriquecimiento de uranio. La iniciativa habría sido lo suficientemente seria y completa como para que, en un hecho sin precedentes, Zarif y la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton, en nombre del P5+1, divulgaran una declaración conjunta.
En el texto señalan que las conversaciones habían sido «sustantivas y con proyección», y anunciaban que expertos de ambas partes se reunirán en vísperas de la nueva ronda de diálogo en noviembre.
Ahora los halcones temen que Obama comience a aliviar las sanciones a cambio de concesiones iraníes como parte de un proceso para fomentar la confianza entre las partes.