La libertad de expresión constituye una parte inherente a la democracia efectiva y participativa. Pero, después de que se acusara de falta de ética y de comportamiento ilegal a varios medios escritos británicos, este derecho fundamental está siendo vigilado de cerca por las autoridades.
La comisión independiente Leveson, creada por el primer ministro David Cameron en julio de 2011 y presidida por el juez Brian Leveson, lleva adelante una investigación en la que examina la cultura, las prácticas y la ética de la prensa británica.
La pesquisa, ordenada tras la revelación de que el ahora desaparecido tabloide News of the World realizó escuchas telefónicas ilegales, pone bajo la lupa a todos los medios y abre un debate
más amplio sobre si hay que imponer o no límites al periodismo de investigación. «Los estándares periodísticos los debe establecer un regulador independiente, no el gobierno», dice Hughes.
Que habla del futuro de la prensa en Gran Bretaña, y las consecuencias que podría tener a nivel internacional la investigación Leveson.
¿Cuál es su opinión sobre la regulación de la prensa en Gran Bretaña hoy? ¿La ley británica protege el interés público?
Kirsty Hughes: En Gran Bretaña hay una sustancial libertad de prensa, sobre todo porque existe un sistema de autorregulación. Pero esto está lejos de ser perfecto.
Aunque algunas normas permiten la defensa del interés público, muchas otras no, como la Ley de Secretos Oficiales, la Ley de Regulación de los Poderes de Investigación y la Ley sobre Uso Indebido de Ordenadores.
La inconsistencia entre las diferentes leyes hace que la defensa del interés público se convierta en un campo minado que deben atravesar los periodistas. La naturaleza de las leyes también socava la
capacidad de estos para desafiar a las corporaciones y al poder político. Esperamos que el proyecto para reformar la Ley de Difamación, actualmente en el Parlamento, constituya un nuevo baluarte para la defensa del interés público, pero el texto aún no está concluido.
La comisión Leveson procura la regulación de la prensa tras el escándalo de las escuchas telefónicas, y muchos exigen disposiciones más severas, incluso legales. Sin embargo, muchas de las quejas contra los medios y su comportamiento son por violaciones a disposiciones que ya existen en las leyes.
Habiendo dicho esto, es necesario un nuevo sistema de autorregulación con estándares más severos y un régimen decente de resolución de disputas, que evite tener que acudir a la justicia.
¿Qué resultados espera de la comisión Leveson en el futuro cercano? ¿Qué consecuencias podrían tener sus conclusiones a nivel internacional?
KH.- Una de las preguntas clave para cuando esté pronto su informe, a finales de noviembre o principios de diciembre, es si recomendará una legislación para regular a los medios. Si lo hace, eso supondrá una seria amenaza a la libertad de prensa en Gran Bretaña. Entonces, la cuestión clave será si el gobierno responde a estas recomendaciones y las aplica.
A Cameron no le será fácil ignorar a la comisión Leveson, pero tampoco querrá ser visto como el primer jefe de gobierno que socava la libertad de prensa en Gran Bretaña. Así que es muy probable que haya un debate muy áspero si Leveson recomienda la adopción de leyes.
El camino que elija Gran Bretaña será sin duda un ejemplo, para ser seguido o evitado por otros países. Si Gran Bretaña decide adoptar leyes para la prensa, abriría la puerta al control oficial, y muchos otros gobiernos, especialmente regímenes autoritarios o democracias cuyo compromiso con la libertad de prensa es cuestionable, como Hungría, podrían citar el ejemplo británico.
¿Cómo se puede conciliar la libertad de prensa, el interés público y el derecho a la privacidad?
KH.- La libertad de expresión y la privacidad son derechos universales. Son frecuentemente complementarios. Si, por ejemplo, se vigila todo lo que dices en Internet y tu privacidad se ve invadida, eso también afectará a tu libertad de expresión.
Se debe crear un regulador independiente de la prensa que establezca directrices claras sobre el derecho de privacidad, y que a la vez delimite de forma clara dónde prima el interés público sobre ese derecho.
Considerando los constantes cambios en la tecnología y las nuevas formas de comunicación, ¿hay necesidad de actualizar la regulación de la prensa, en Gran Bretaña y en el resto del mundo?
KH.- El alcance y la velocidad de las comunicaciones digitales sin duda despiertan dudas sobre si una nueva regulación en Gran Bretaña podrá superar la prueba del tiempo. Las redes sociales, las comunicaciones por Internet, los blogs y el periodismo ciudadano permiten eludir muchas de las limitaciones impuestas a los medios impresos.
Eso no significa que los medios impresos no deban respetar el derecho a la privacidad o equilibrarlo con el interés público. Significa que cualquier reglamentación excesiva sobre la prensa fracasará probablemente.
¿Cómo se puede mejorar y ampliar la autorregulación?
KH.- Hay varias propuestas en discusión en Gran Bretaña sobre cómo crear un sistema más estricto de autorregulación, incluyendo estándares más altos y un claro compromiso con una forma alternativa de resolución de disputas, para que los denunciantes tengan acceso a un procedimiento relativamente simple, y relativamente barato, sin tener que ir a la justicia.